2. El empobrecimiento progresivo.
 Según cifras oficiales recogidas en El Nacional, en los últimos 11 años
 el poder adquisitivo de los venezolanos cayó un 162%. El país padece la
 mayor inflación de América Latina. Los salarios aumentaron un 571%, 
pero los precios subieron un 733. (Sólo en Caracas, de acuerdo con la 
medición del economista José Tomás Esteves, los precios se multiplicaron
 por 13,56 desde la llegada de Chávez).  Objetivamente, los venezolanos,
 cada año que pasa, son un 15% más pobres, aun cuando la Nación, debido 
al precio del petróleo, ha ingresado más dinero que todos los gobiernos 
anteriores combinados desde que se independizó en 1823. Cuando Chávez 
llegó al poder, la economía venezolana era un tercio mayor que la 
colombiana. Ahora es un 21% más pequeña. (PIB de Colombia en PPP, 478 
mil millones anuales. Venezuela, 378 mil millones). Es la ruina.
3. Destrucción de las fuentes de trabajo.
 De acuerdo con Conindustria, en la última década ha cerrado el 40% de 
las empresas industriales del país. Cientos de miles de trabajadores han
 perdido sus puestos de trabajo. Prácticamente, un millón de 
venezolanos, la mayor parte urbanos y bien educados, han emigrado. Esa 
pérdida de capital humano era desconocida en Venezuela hasta la llegada 
del chavismo. Esa es una herida irrestañable.
4. El despilfarro de los recursos nacionales.
 Mientras un porcentaje notable de los venezolanos son pobres, Chávez 
regala en el extranjero miles de millones de petrodólares. Desde 
diciembre de 1999 a julio de 2012, Venezuela exportó petróleo F.O.B. por
 valor de $US 652,560 millones, pero en ese mismo período regaló o cedió
 recursos a sus aliados o subordinados políticos por valor de $US 
170,000 millones: ¡más de un 25% de los ingresos petroleros nacionales! 
Sólo el subsidio venezolano al manicomio de los Castro asciende a más de
 seis mil millones de dólares anuales. Esto indigna a los venezolanos.
5. La inmensa corrupción.
 Según Transparencia Internacional, Venezuela es el país más corrupto de
 América Latina y uno de los más podridos del mundo. En una lista de 182
 países, Venezuela está al final, en el 172, junto a las peores 
satrapías africanas y asiáticas. Agréguesele a ello el feo asunto de los
 generales acusados por Estados Unidos de colaborar con los 
narcotraficantes nacionales e internacionales. Eso parece la cueva de 
Ali Babá.
6. La incompetencia.
 El chavismo no sabe gobernar. Los puentes se caen. Las cárceles son 
campos de batallas mortales. Abundan los apagones de electricidad. El 
correo no funciona. La mayor refinería arde por negligencias. Decae la 
producción de petróleo. Los hospitales están desabastecidos. Los 
alimentos se pudren en los almacenes. Los barcos no logran descargar sus
 mercancías. Las ciudades se calcutizan. Caracas se ha vuelto un 
basurero. Es el horror.
7. La falta de seriedad y la pérdida de respeto.
 El presidente Chávez no es un gobernante serio. Alguien que acusa al 
Pentágono de haber destruido a Haití con un arma secreta que provoca 
terremotos no está en sus cabales o es un payaso.
8. El aventurerismo temerario.
 Chávez ha arrastrado a su país a un innecesario conflicto 
internacional, aliándolo con Irán. Su gobierno es antiamericano, 
antiisraelí, antisemita, antiespañol, antimercado, antidemocracia. 
Simultáneamente, es pro FARC, pro Gadafi, pro Assad, pro dictaduras. Si 
algún día Chávez escribe un libro, será Cómo ganar enemigos inútilmente.
9. La fatiga.
 Después de 14 años, los venezolanos están cansados de un presidente 
mentalmente inestable que no cesa de hablar para ocultar su pésima 
gestión de gobierno. Con él, sencillamente, no hay futuro.
10. La probable muerte.
 Chávez tiene un cáncer muy grave, con metástasis, y el pronóstico es 
sombrío. Si muere en su casa, como un ciudadano más, lo entierran con 
todos los honores y no tendrá consecuencias para el país. Si muere en la
 casa de gobierno, dejará en herencia un caos monumental que puede 
culminar en un baño de sangre. Es una irresponsabilidad aspirar a la 
presidencia en esas condiciones físicas, pero más irresponsable aún 
sería elegirlo. Eso lo saben los venezolanos.