Wednesday, June 03, 2009

EPIDEMIA DEL MALTRATO

El diario oficial cubano Granma hace referencia en su comentario resumen de 'Cartas a la Dirección' sobre las quejas de los que escriben que ellos resumen como "epidemia del maltrato".

Es una buena definición la de Granma, pero no solo para criticar al dependiente del Pan de Paris o al que trabaja en una tienda, sino para ser la referencia del maltrato extensiva a la policia que detiene por gusto a la juventud, sobre todo a los afro cubanos, a la seguridad del estado que acosa blogueros y opositores y al régimen mismo que guarda en si la causa de todo maltrato en la sociedad cubana.

Dicho maltrato comenzó en Enero de 1959 y se ha extendido al cabo de 50 años. Empezó cuando se dejó de fusilar al ex Batistiano y se comenzó a pasar por las armas a todo aquel que criticara al estado,luego se perpetuó con los Campos de Concentración de las UMAP, las recogidas indiscriminadas de los 1960s, la censura a los intelectuales, los Mitines de Repudio del Mariel, las Brigadas de REspuesta Rapida de los 1990s, la Masacre del Remolcador 13 de Marzo y la Primavera Negra del 2003, ademas de muchos otros (incontables) actos de atropello y arbitrariedad por parte del gobierno que se extienden hasta el presente.

En un final se habla de epidemia, excelente forma de referirse a los males de Cuba hoy dia. Pero toda epidemia tiene un origen, muchos portadores y alguna forma de vacuna para eliminarla. En el caso cubano ya hemos identificado la raiz del mal, ahora hace falta poder implementar la tan anhelada cura que es a base del establecimiento de un estado de derecho con garantias de libertad para cada cubano.

Epidemia del maltrato
Comentarios de la dirección de Granma

En las Cartas a la dirección abundan los malos ejemplos de los empleados de tiendas, cafeterías y otros centros comerciales, gastronómicos y de servicios, personal de recepción e información de una gama de instituciones y entidades¼ , reflejados con "pelos y señales" (lugar, horario y hasta nombres de quienes incurren en negativas actitudes), pero donde resulta más lamentable es cuando suceden con los trabajadores e, incluso, funcionarios, de áreas u oficinas de "Atención a la población".

Pareciera que unos y otros olvidan que su razón de ser, misión, contenido de trabajo¼ es, precisamente, atender personas¼ y bien. Como también que ellos mismos pueden sufrir de esta "epidemia" del maltrato cuando requieran de una información, orientación, trámite o servicio.

Llenaríamos nuestras dos páginas si transcribiéramos el extenso anecdotario que los lectores nos trasladan. A veces, y no pocas, el usuario, cliente, público en general que solicita algo¼ choca con dos primeros problemas: que se cumplan los horarios de apertura, meriendas, almuerzos y que se percaten de que está ahí y no se molesten porque le interrumpieron una conversación o una llamada telefónica, no exactamente de trabajo.

Después, si logra —casi nunca— obviar su molestia por la interrupción y no espetó algún "no ve que estoy ocupado-a, tiene que esperar", habría que ver si puede responder sin negativas o "peloteos" la pregunta o solicitud¼ , si hay lo que pide o no recaba de un cambio (cuando se trata de la compra de un artículo) o si está en el día, el horario o el término del servicio, trámite o información que pide o reclama, aun cuando en algunas oficinas la información colocada en un mural indique que sí; si el funcionario que busca se encuentra, y si es así, si atiende diligentemente al que le "toca" o tiene "clientes" por otras vías¼ En fin, que habría muchos más "si" condicionantes, avalados por cientos de anécdotas.

De lo que se trata es de admitir que nos falta esa imprescindible cultura de la atención a la gente, que décadas atrás se resumía en la sencilla y loable frase "mi trabajo es usted", hoy casi excepcionalmente aplicada por los trabajadores de estos puestos. Y más que todo, comprender lo imperioso que resulta revertir estas inapropiadas conductas de los servidores públicos.

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