Wednesday, October 10, 2007

EL DIRECTORIO REVOLUCIONARIO

Fotos de Cuba antes de 1959 - Parte I

Fotos de Cuba antes de 1959 - Parte II

Periodista Cubana Marta Rojas Rodriguez, figura "emblematica" del regimen cubano admiraba a Fulgencio Batista y a su esposa Martha Fernandez tal y como prueba el siguiente documento (carta) de los Archivos de Batista - Secretaría de la Presidencia, Legajo 23 No. 5 del 24 de Abril de 1957





Fuente: Fotos del Asalto a Palacio reproducidas en sitio web Latin American Studies
El Ford de José Antonio Echevarría en la escena del tiroteo con la policia.

13 de marzo de 1957: Asalto a la madriguera


A cincuenta años de aquella audaz acción con la que el Directorio Revolucionario intentó ajustarle cuenta al dictador Fulgencio Batista

Por: PEDRO ANTONIO GARCÍA
cultura@bohemia.co.cu
8 de marzo de 2007


Para los jóvenes cubanos de la época, el Palacio Presidencial era el símbolo del poder antipueblo, cubil donde se refugiaban los representantes de aquella sociedad tan injusta

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A las tres de la tarde del 13 de marzo de 1957, el auto de Carlos Gutiérrez abrió la caravana. Detrás iba un camión, con un letrero que decía Fast Delivery, seguido de otro auto. De la calle 17 en la zona residencial del Vedado, doblaron por O, Vapor, Espada, San Miguel, Campanario, Dragones... El camión iba casi ponchado. Antes de salir, al ver la goma izquierda trasera baja de aire, uno de los jefes le preguntó a Amado Silveriño: "¿Qué tú crees?" "Yo llego –replicó el chofer–, si los muchachos se me arriman para el otro lado, yo lo llevo."

En el interior del camión iban apretados los hombres, unos contra otros, en una oscuridad total y un asfixiante calor. Todos en mangas de camisa, menos Evelio Prieto: "Yo no me quito mi gabardina", había dicho antes de iniciar el viaje. Pegados a la puerta, Machadito y Juan Pedro Carbó intercalaban chistes. Mario Casañas acariciaba su arma y le decía bajito a Manuel Gómez Sartorio: "Ahora sí, ahora sí". Evelio se tuvo que quitar el saco por el calor: "No quiero que me la echen a perder llenándomela de huecos". Todos se rieron. Machadito vio a su novia por la ranura de la puerta al pasar el camión por una de esas calles y lo comentó en voz alta. Ángel Eros lo recordará años después: "Ella iba ajena a todo lo que estaba sucediendo".

En el edificio Radiocentro, en los estudios de Radio Reloj, José Antonio Echeverría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y secretario general del Directorio Revolucionario (DR), se apoderaba de los micrófonos: "Pueblo de Cuba, en estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista. En su propia madriguera del Palacio Presidencial, el pueblo de Cuba ha ido a ajustarle cuentas. Y somos nosotros, el Directorio Revolucionario, los que en nombre de la Revolución Cubana hemos dado el tiro de gracia a este régimen de oprobio. Cubanos que me escuchan. Acaba de ser eliminado..."

Cumplir un compromiso

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Edificio de 21 entre 22 y 24, donde se acuartelaron los miembros del comando de asalto.

No fuimos originales en la idea de atacar el Palacio Presidencial –asegura Faure Chomón, fundador del DR y su jefe de Acción en 1957-. Esa idea formaba parte del arsenal táctico de la Revolución y era una idea magnífica, que había obsesionado a más de una generación. En la segunda tiranía batistiana (1952-1958), los viejos revolucionarios que habían empezado a conspirar contra el dictador tuvieron ese proyecto, pero no lo ejecutaron pese a que disponían de muchos armamentos y recursos... Nosotros lo hicimos de verdad, con José Antonio de jefe, y eso fue lo original. Atacar Palacio era un compromiso de la juventud cubana con la nación."

A finales de agosto de 1956, José Antonio, en nombre de la FEU, había suscrito con Fidel la Carta de México, "verdadera declaración de guerra de la juventud cubana contra la tiranía", en opinión de Faure: "Nosotros teníamos una concepción de la vía armada, la lucha de calle, que no era la que iba a desarrollar Fidel, la guerra de guerrillas. Y él nos unió: en todos nuestros encuentros nos dijo que todas las tácticas son necesarias, hablamos de nuestras coincidencias en cuestiones estratégicas: lucha armada a muerte contra la tiranía (...)"


Desde este sótano de la calle 19 entre B y C partió José Antonio para la Operación Radio Reloj

uando Fidel le anunció a José Antonio, mediante telegrama, la salida de la expedición del Granma, muy poco pudo hacer el DR para apoyar el desembarco. "No contábamos con los hombres y las armas suficientes capaces de llevar a efecto un hecho de gran envergadura en La Habana", afirmaba el combatiente José Assef, El Moro. "Para nosotros era impensable que Fidel llegara y no hiciéramos nada, nos reunimos varias veces y discutimos mucho, fuertemente", asegura Julio García Oliveras, segundo de Faure en la Jefatura de Acción. Otro combatiente, Pepe Wanguemert, sostenía la tesis de formar grupos y hacer ataques sorpresivos. García Oliveras proponía atrincherarse en la Universidad. José Antonio se opuso a ambas ideas: "Asumo esta responsabilidad, pues nosotros no podemos dar un paso que signifique la inmolación de un grupo de compañeros en un plan sin posibilidades de ningún tipo".

La posterior incorporación de Eduardo García Lavandero y Evelio Prieto al DR, depositarios de las armas de los politiqueros auténticos, acrecentó el arsenal de la organización. "Con los compañeros presos que estaban en la cárcel del Príncipe –afirma Faure–, captamos a Daniel Martín Labrandero, comandante republicano en la Guerra Civil Española, a quien queríamos como asesor del ya proyectado asalto a Palacio. Quisimos rescatarlo de la prisión, pero murió en la fuga. Eso acercó mucho a Carlos Gutiérrez, amigo de Daniel, a nosotros. Carlos era experto en acciones de comando."

Junto con Carlos Gutiérrez, también ingresó al DR, Menelao Mora, veterano combatiente de la Revolución del 33.

La Casa de los Tres Quilos


Estado en que quedó, después del combate, el camión que trasladó a los miembros del comando de asalto

Según explicara Faure a BOHEMIA en marzo de 1959, el plan militar contemplaba que un comando de 50 hombres, bajo la jefatura de Carlos Gutiérrez, asaltaría al Palacio Presidencial; otro comando, de más de cien hombres, protagonizaría la operación de apoyo, en la que serían tomados los edificios que rodean el Palacio y en sus azoteas emplazarían ametralladoras calibre 30 para barrer con su fuego la azotea de la madriguera del dictador; un tercer comando tomaría Radio Reloj para difundir la noticia de la muerte de Batista y arengar al pueblo.

Para evitar que, de haber filtración por alguna conversación, el régimen se percatara de lo que el DR tramaba, se acordó llamar en clave a Palacio "La Casa de los Tres Quilos", en alusión a una tienda de la época, muy popular por sus mercancías a bajo precio.

A la vez, se instaló un sistema de chequeo que seguía al dictador Batista desde que salía del cuartel de Columbia (hoy Ciudad Libertad) hasta Palacio (hoy Museo de la Revolución). La primera posta estaba en 42 y 31 (hoy municipio de Playa); la segunda, en Malecón y Línea; la tercera, casi llegando a Prado, en una casa con teléfono que recibía las noticias de su paso por 42 y diariamente cronometraba el tiempo invertido en el recorrido.

Acuartelamiento


Forzada la entrada, los combatientes del DR subieron por esta escalera hasta el segundo piso de Palacio

Faure recuerda: "Había que alquilar urgentemente casas para acuartelar los hombres del comando de asalto y nos encontrábamos sin dinero. Resolvimos el problema al proponerle a Carlos un apartamento que tenía el DR en un edificio estratégicamente situado en calle 21 entre 22 y 24, en el Vedado... Tuvimos que alquilar un departamento más en aquel lugar tan ideal, pero el dinero no acababa de aparecer y entonces Armando Pérez Pintó, en un gesto de total desprendimiento, nos entregó su sueldo de ese mes".

Años después, Berto Valdés Huergo recordaría cómo "sobre el 9 de marzo, Medinita (Gerardo Medina) llega a mi casa y me comunica que vamos para La Habana. Yo localizo a la gente, les aviso que no se muevan de Pinar del Río. Vinimos en dos carros. Éramos seis o siete. Fuimos directo al Vedado, para un apartamento donde estaban Menelao y Carlos Gutiérrez".

"Alrededor del 10 de marzo" le avisaron en Guanajay a Ángel Eros. "Recojo a (Pedro) Esperón en el poblado habanero de Bauta... Nos acuartelaron en un apartamento de la calle 21". Ángel sería el único que sobreviviría a la acción entre los cinco combatientes que aportaron Guanajay y Artemisa.

Tony Castell fue designado en uno de los dos apartamentos como responsable de la disciplina interna. "Fue necesario tomar una serie de medidas –testimoniaría ya con la Revolución en el poder–, entre ellas hablar bajito, fumar uno solo, no ir seguido al baño. Eso era un edificio de apartamentos y el ruido podía levantar sospechas."



Al retirarse de Radiocentro, José Antonio y sus compañeros balearon la cabina central de controles.

A José Antonio lo habían ubicado en un sótano en 19 entre B y C, también en el Vedado. El Moro Assef, quien compartió dicha vivienda con él, rememoraría años más tarde: "El asma no lo dejaba conciliar el sueño. El frío en aquel sótano era mortal para él. Poseíamos una sola cama. Él siempre quería cedérmela y yo, que él la cogiera. Acabamos por dormir en el suelo, porque él no la cogía y yo, mucho menos".

El 12 de marzo, Batista regresó a Palacio a las seis de la tarde. Se decidió esperar al día siguiente. A las 11 de la mañana del día 13, se precisó que permanecía en Palacio. "Sin perder un minuto de tiempo –asevera Faure Chomón–, dimos la orden de estar listos para iniciar la marcha sobre Palacio."

13 de marzo, 3:10 p.m.

Mientras la caravana del comando de asalto transitaba por las calles de La Habana, tres automóviles partían del sótano de la calle 19. Bajaron por B, doblaron en 17, siguieron rectos hasta M y enrumbaron por esta hacia el edificio Radiocentro, donde se ubican los estudios de Radio Reloj. "Ese día José Antonio se transforma –recordaría tiempo más tarde Humberto Castelló, participante de la acción–, cuando se tira de la máquina, está rojo, excitado."

En Palacio, Carlos Gutiérrez descendió de su carro y, en un movimiento tan rápido que desconcertó a la posta, se situó entre las arcadas de la puerta de la calle Colón y fulminó a la guardia. Como un semidiós forjado en el combate, arrasaba con toda resistencia a su paso. Junto con él entraron en Palacio Luisito Almeida, Pepe Castellanos, Luis Goicoechea... Faure, al alcanzar la verja, se sintió sacudido "como si fuera de papel, pierdo mi estado consciente mientras tengo la impresión de que soy lanzado al aire por la mano de un gigante y con la sensación de que me voy en un sueño, solo pienso: ‘Me han matado’".

"Logramos entrar a la planta baja –expresó Ángel Eros en un testimonio–, el grupo de Alfonso Zúñiga cogió a la derecha, nosotros a la izquierda". "La segunda planta estaba abierta –afirma Berto Valdés–, nos colocamos detrás de una de las columnas y nos hicimos fuertes allí. Ya empiezan a tirar desde la azotea y los pisos superiores, yo también respondo". Tony Castell y otros tres compañeros tenían que garantizar la zona del parqueo. "La escolta de Batista se refugió en la iglesia del Ángel, que nos quedaba casi en frente. Empezamos a combatir contra ellos, porque nos tiraban desde las ventanas del templo."


Hasta la entrada del despacho del dictador Batista llegaron los combatientes del DR

En Radio Reloj, ante la certeza de que la transmisión se había ido del aire, Fructuoso, Westbrook y Pedro Martínez Brito bajan por el elevador, y por las escaleras, casi corriendo, José Antonio y El Moro. "Cuando José Antonio sale se forma un tremendo tiroteo –testimonió Humberto Castelló–, entonces viene la arrancada (de los carros) y el incidente con el policía... El Chino Figueredo hace un disparo y lo hiere en un muslo. El policía se queda como pidiendo perdón allí. No lo rematamos. Enriquito Rodríguez Loeches le quitó el arma, la documentación y arrancamos."

En Palacio, hasta el Salón de los Espejos llegaron Carlos Gutiérrez, Castellanos, Pepe Wanguemert y Goicoechea. "Llegamos hasta la puerta del despacho del aborrecido dictador –testimonió este último–, escuchamos voces excitadas dentro. Gutiérrez gritó: Salgan con las manos arriba. La respuesta fue un tiro que hizo estallar en añicos los cristales de la puerta." Carlos lanzó por el hueco de los cristales rotos cuatro granadas, las tres primeras no estallaron. "A la cuarta se sintió una explosión. Instantáneamente franqueamos la puerta disparando nuestras armas. En el suelo había dos hombres muertos. El despacho estaba vacío. Tratamos de hallar un pasadizo secreto que, según nos habían informado, unía el despacho de Batista con sus habitaciones del tercer piso. Imposible lograrlo."


José Antonio encabezó la Operación Radio Reloj.

A la salida de Radio Reloj, el auto en que iba José Antonio no tomó la ruta prevista. En vez de seguir por M hasta San Lázaro, dobló en Jovellar. En la calle L es detenido por un tranque de ómnibus. Cuando al fin atravesaron la entonces doble vía, se toparon con un carro patrullero. "Al chocar –aseguraba El Moro, testigo presencial de los hechos–, ellos dan marcha atrás y abren las puertas. José Antonio, con ese ímpetu, ese valor extraordinario, parte solo para arriba del perseguidor. Y se abalanza sobre la puerta y le da un tiro al chofer. Inmediatamente cae al piso, se incorpora para seguir tirando, pero una ráfaga lo fulmina."

Retirada

Según Goicoechea, "salimos del despacho y nos dirigimos hacia una escalera de caracol para tratar de llegar al tercer piso. Inútil. Desde la azotea y el piso de arriba nos disparaban despiadadamente... Estábamos ya cortos de municiones... La ametralladora de Carlos se había encasquillado, Castellanos tenía los cargadores vacíos. El grupo de apoyo no había aparecido por parte alguna".

Gómez Sartorio, al entrar a Palacio, había cogido para el ala izquierda del edificio. "Avancé hasta el fondo, tirando, siempre tirando. El tiroteo es grande. Cambio el peine y sigo tirando. En eso veo que hieren a Mario Casañas. Lo veo desfallecido y lo halo hacia mí. Siento un calor por mi cuerpo pero no me percato de que es la sangre de Mario."

Carlos Gutiérrez no perdió su optimismo: "Muchachos, ya estamos en el tercer piso, vamos", gritaba. Machadito le señaló la necesidad de traer como refuerzo a los compañeros que combaten desde la planta baja. Carlos estuvo de acuerdo y fue a buscarlos, acompañado de Castellanos. Se dirigieron por el pasillo hacia la escalera, sin advertir que se exponían al fuego del tercer piso. Ambos cayeron fulminados.


Carlos Gutiérrez dirigió el comando de asalto a Palacio.

De la operación de apoyo no había ni rastro, a pesar del tiempo transcurrido. Los sobrevivientes, heridos y casi sin parque, comprendieron que la operación se había perdido. "Yo cubriré la retirada –dijo Machadito–, cuando comience a disparar, retírense todos rápidamente, yo seré el último." Su ametralladora tableteó en una ráfaga interminable mientras sus compañeros lograban llegar a la planta baja. Unidos a los combatientes que allí estaban, abandonaron el Palacio en distintas direcciones. Machadito, junto con Evelio Prieto y Berto Valdés se retiraron rumbo a la calle Monserrate, sin dejar de disparar a diestro y siniestro.

Goicoechea, Wanguemert y Carbó se internaron en el parque Zayas (hoy Memorial Granma). El primero eludió las balas, atravesó Monserrate y escapó por Villegas. A Carbó, con dos balazos en el cuerpo, lo recogió una ambulancia. Estudiantes de Medicina le facilitaron luego su fuga del hospital Emergencias. Wanguemert no pudo sobrevivir.

Ángel Eros logró llegar a una de las avenidas aledañas y escapó en un auto. Tony Castell abandonó su encasquillado fusil, escondió la pistola entre sus ropas y atravesó Zulueta, Prado y otras calles, hasta llegar a casa de su tía en Perseverancia y San Lázaro. Gómez Sartorio se refugió en un hotel cercano hasta la madrugada siguiente y, disfrazado de mecánico, burló el cerco policial.

Alfonso Zúñiga intentó arrancar el auto, en el cual había venido Carlos. Faure, herido, le advirtió que el otro auto tenía la llave puesta. "Yo corro, cojo la máquina, la pongo al nivel de la otra máquina. Faure se monta, le paso el M-1, todo eso bajo las balas, le digo a Ricardo Olmedo (luego traidor a la Revolución) que monte. Pero él me contesta que no puede (está muy mal herido), y sin bajarme, con el pie en el acelerador, le di la mano y lo senté al lado mío. Partí velozmente."


José Antonio cayó en combate frente a fuerzas de la tiranía muy cerca de la Universidad de La Habana.

Según testimonio de Faure Chomón, "después de los combates del 13 de marzo, un comando del 26 de Julio rescata un camión con las armas que abandonaron los jefes de la operación de apoyo y cobertura, la que no ejecutaron. Y otro comando del DR rescató el otro camión con el resto de las armas. Posteriormente, estas armas son enviadas a Fidel en la Sierra Maestra, las que sirven para rearmar el naciente Ejército Rebelde".

Si José Antonio no hubiera caído en combate

Para Faure, el ataque a Palacio "fue el heroísmo de dos generaciones abrazadas en una misma acción: La nuestra y la del 30, igual que los hombres del 68 y el 95, se unieron en el combate por la independencia de Cuba. Con el levantamiento del 13 de marzo cumplíamos, según entendimos nosotros, con el compromiso de José Antonio con Fidel".


Machadito cubrió la retirada de sus compañeros.

"Si José Antonio no hubiera caído en el combate que se impuso cuando cumplía la segunda parte de su plan de llegar a la Universidad, habría continuado hacia el combate de Palacio, donde su presencia habría cambiado la situación. Su prestigio revolucionario habría convocado a todas las fuerzas dispersas por los alrededores, empujando a los indecisos o impulsándolos para rescatar el camión con las armas para la operación de apoyo. Hoy estaríamos recordando otra más grande batalla que la que dio aquel 13 de marzo. Para José Antonio era también una cuestión de honor cumplir al máximo como lo hizo, hasta caer en combate. Aunque Fidel prefería que hubiese estado en la Sierra Maestra con él."




José Antonio muerto en un tiroteo con la policia. En la foto se destacan dos cosas interesantes: Probablemente el policia que lo mató es el que esta a un lado (solo se le ven los pies) y Echevarría entre otras armas llevaba consigo dos granadas. A 52 años del Ataque mas audaz de la historia cubana del siglo XX es necesario recordar que si la revolución cubana hubiera triunfado en Marzo de 1957, Castro hubiera tenido que bajar de la Sierra y hubieran sido los estudiantes universitarios sus protagonistas. Esto hubiera significado convocatoria a elecciones libres y respeto a las libertades de la ciudadania, cosas que desconoció Fidel Castro.

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Alocución al Pueblo de Cuba de José Antonio Echevarría durante el Ataque a Radio Reloj el 13 de Marzo de 1957.
Jose Antonio Echevarria
Radio Reloj
13 de Marzo de 1957

Radio Reloj informando .... en atencion a los tracendentales acontecimientos que se estan desarrollando se dara a continuacion una alocucion al pueblo de Cuba por el Presidente de la Federacion Estudiantil Universitaria y el Directorio Estudiantil Jose Antonio Echevarria:

Pueblo de Cuba. En estos momentos acaba de ser ajusticiado revolucionariamente el dictador Fulgencio Batista en su propia madriguera del Palacio Presidencial el pueblo de Cuba ha ido a ajustarles cuentas.

Y somos nosotros los del Directorio Revolucionario los que a nombre de la Revolucion Cubana hemos dado el tiro de gracia a este regimen de oprobio.

Cubanos que me escuchan... Acaba de ser eliminado...

[Avisan llega la policia] Echevarria y los demas estudiantes que tomaron Radio Reloj escapan en un carro ... y continua hablando el lucutor.

En la tarde de hoy varios individuos desconocidos armados de pistolas, fusiles y ametralladoras irrumpieron en el estudio de Radio Reloj obligando a punta de pistola a nuestros locutores a leer unas palabras que traian ya escritas.

En el escrito obligado a leer a nuestros locutores se afirmaba que el Palacio Presidencial era atacado en estos momentos e inmediatamente despues los individuos que asaltaron Radio Reloj se marcharon haciendo numerosos disparos contra el control maestro de radio.

Continuaraaa.... Informando, Radio Reloj a continuacion. Al abandonar el edificio de Radio Centro en dos automoviles los asaltantes de Radio Reloj hicieron numerosos disparons por la Calle M alcanzando a un vigilante del transito. En esos instantes la radio de la policia nacional informaba que en el Palacio Presidencial estaba siendo atacado a tiros.

Tambien nuestro reporter pudo saber que en Avenida Universidad y calle L junto a un automovil aparecio muerto a balazos el presidente de la FEU Jose Antonio Echevarria.

Jose Antonio Echevarria Bianchi (1932-1957)
Fuente: Bohemia

Revolucionario cubano. Destacado luchador contra la tiranía batistiana. Estudiante de Arquitectura. Comienza a combatir al régimen desde el mismo 10 de marzo de 1952, fecha del golpe de estado dado por Fulgencio Batista. Fue Vicepresidente y Presidente de la Facultad de Arquitectura. En 1953 ocupa la secretaría general de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Desde 1954 hasta su muerte fue Presidente de dicha organización. Detenido, golpeado y encarcelado en varias oportunidades. A fInales de 1955, funda con otros compañeros el Directorio Revolucionario, que se convierte en el brazo armado de la FEU.

El 13 de marzo de 1957, como plan de Asalto al Palacio Presidencial, toma Radio Reloj para anunciar por sus micrófonos que el tirano había sido ajusticiado. A la salida de esta emisora, de regreso a la Universidad, muere en un enfrentamiento con la policía.

El DIRECTORIO SURGIO COMO RESPUESTA AL GOLPE DE ESTADO DE FULGENCIO BATISTA



Batista en Camp Columbia despues del golpe de estado del 10 de Marzo de 1952



Pro Batista Rally 1954. En contra de muchos otros sectores, los Estudiantes Universitarios fueron los primeros que levantaron su voz cuando Batista trataba de legitimar su golpe con elecciones fraudulentas







Batista en Palacio Presidencial despues del fallido Ataque de los jovenes del Directorio. Gen. Roberto Fernandez Miranda (derecha) y Silito Tabernilla (con casco)



Batista en un discurso histerico despues de sobrevivir el Asalto al Palacio Presidencial el 13 de Marzo de 1957. En la foto esta Batista junto con Isa Caraballo y Santiago Rey.



Como Fidel Castro que a pesar de violar los derechos humanos de su pueblo y encarcelar a todo cubano que piense diferente por 25 y 30 años, el dictador Batista ampliamente conocido por torturar y asesinar opositores y revolucionarios tenia seguidores incluso posterior al Ataque a Palacio.

Foto de un Rally Pro-Batista el 7 de Abril de 1957, 13 dias antes de que Esteban Ventura Novo masacrara a los sucesores de Echevarria (Fructuoso, Carbo, Machadito y Joe Wesbrook) La historia no miente: siempre hubieron guatacas, apologistas y lame botas bajo todas las dictaduras de Cuba desde 1902 hasta el presente.

Directorio Revolucionario (1955-1961)
Fuente: Bohemia

Cuba. Brazo armado de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), concebido en febrero de 1955 para radicalizar la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista en los planteles de altos estudios y en los de la segunda enseñanza, en estrecha unión con los sectores obreros. Durante un año su maduración avanzó en secreto, en igual medida que se agudizaban el enfrentamiento de los jóvenes al
batistato y la represión sobre sus líderes. El 24 de febrero de 1956 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, José Antonio Echeverría, presidente de la FEU y secretario general del directorio, proclamó públicamente la existencia del nuevo órgano de combate, que perdería en la lucha contra la dictadura a sus principales líderes, entre ellos José Antonio, y formó parte de la vanguardia revolucionaria cubana hasta el triunfo del 1 de enero de 1959. En 1961 se fundió con el Movimiento 26 de Julio y el Partido Socialista Popular en una sola organización, de la que nació el Partido Comunista de Cuba.

Testamento politico de José Antonio Echevarría al pueblo de Cuba

Hoy 13 de Marzo de 1957, día en que se honra a los que han consagrado sus vidas a la digna profesión de arquitecto para la que me prepara, a las tres y veinte minutos de la tarde participare en una acción en la que el Directorio Revolucionario ha empeñado todo su esfuerzo junto con otros grupos que también luchan por la libertad.

Esta acción envuelve grandes riesgos para todos nosotros y lo sabemos. No desconozco el peligro. No lo busco. Pero tampoco lo rehuyo. Trato sencillamente de cumplir con mi deber.

Nuestro compromiso con el pueblo de Cuba quedo fijado en la Carta de México, que unió a la juventud en una conducta y una actuación. Pero las circunstancias necesarias para que la parte estudiantil realizara el papel a ella asignado no se dieron oportunamente, obligándonos a aplazar el cumplimiento de nuestro compromiso. Creemos que ha llegado el momento de cumplirlo. Confiamos en que la pureza de nuestra intención nos traiga el favor de Dios para lograr el imperio de la justicia en nuestra patria.

Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad. Porque, tenga o no, nuestra acción el éxito que esperamos, la conmoción que originara nos hará adelantar la senda del triunfo.

Pero es la acción del pueblo la que será decisiva para alcanzarlo. Por eso este manifiesto que pudiera llegar a ser un testamento, exhorta al pueblo de Cuba a la resistencia cívica, al retraimiento de cuanto pudiera significar un apoyo a la dictadura que nos oprime, y a la ayuda eficaz de los que están sobre las armas para librarlo. Para ello es preciso mantener viva la fe en la lucha revolucionaria, aunque parezcamos todos sus lideres, ya que nunca faltaran hombres decididos, y capaces que ocupen nuestros puestos, pues como dijera el Apóstol, “cuando no hubiera hombres se levantarían las piedras para luchar por la libertad de nuestra Patria.”

A nuestros compañeros, los estudiantes de toda Cuba, le pedimos que se organicen, ya que ellos constituyen la vanguardia de nuestra lucha, y a las Fuerzas Armadas que recuerden que su misión es defender a la patria, no someter a hermanos, y que su puesto es el del Ejercito Mambí, que peleaba POR LA LIBERTAD DE CUBA, como terminan todos sus escritos.

¡VIVA CUBA LIBRE!
José Antonio Echevarría
La Habana, 13 de Marzo de 1957.

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Imagen de Cuba en los ´50: La policía detiene al líder universitario Jose A. Echevarria

RECLAMAR EL TIEMPO:ANIVERSARIO CINCUENTA DEL DIRECTORIO REVOLUCIONARIO

Por Marietta Manso
Foto: Archivo histórico de Alma Mater
Fuente: Alma Mater: La Revista Joven más antigua de Cuba
http://www.almamater.cu/FEU/aniv.htm

El directorio Revolucionario se funda a inicios del 55, en una casa de la calle L número 470, donde estuvimos presentes José Antonio, Fructuoso Rodríguez, René Anillo, Jorge Ibarra (Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de Santiago de Cuba) y José Luis Varona (Presidente del Instituto de Camagüey) y yo.

Así, en presente, habla Faure Chomón de la lucha de los años 50, y en presente, trae a las páginas de Alma Mater a sus compañeros de la Colina.

“Allí se analizó la necesidad de radicalizar la lucha estudiantil frente a la tiranía. Eso se venía haciendo desde que José Antonio asumiera la presidencia de la FEU por sustitución reglamentaria, en septiembre de 1954.Concluimos que la radicalización sería la respuesta a la represión del régimen, y eso traería como resultado una persecución feroz.” Tal circunstancia era imprescindible para preparar para la guerra a la Federación Estudiantil Universitaria, como institución revolucionaria.”

“Acordamos el nombre de modo que representara a la preparación de la Federación Estudiantil Universitaria, partiendo de que Mella había llamado al ejecutivo Directorio. Era un vocablo que formaba parte de la dirección estudiantil, pero nosotros incluiríamos a los obreros y otros sectores populares, por tanto sería el Directorio Revolucionario, brazo armado y dirección secreta de la FEU” nos dice.

“Parejamente a la radicalización del movimiento estudiantil corría la necesidad de que los alumnos continuaran en sus clases, aumentando así su nivel cultural y el prestigio que, en este aspecto, tenía la Universidad. La radicalización de la lucha estudiantil se manifiesta enfrentando las acciones de las fuerzas represivas, disputándoles la calle,“ recuerda Faure.

“Ahora, cuando las acciones estudiantiles fueran atacadas por la policía los estudiantes se enfrentarán con los puños, sin retirarse ni dar señales de huida, lo cual los iría fogueando para otros momentos. Por ello, además de designar a José Antonio secretario general del Directorio, y a Fructuoso vicesecretario, se acordó dejar organizada la sección de Acción.”

“A partir de ese momento, los cuatro compañeros que quedamos en La Habana formamos una dirección que llamamos Célula Central, para ir desarrollando la organización, y durante esa etapa secreta, en que no se haría propaganda sino que sería completamente interna, formábamos células, para que prepararan casas, y se trabajaba en el fogueo de los manifestantes,”evoca el combatiente.

“Estas células se iban ampliando con nuevas fuentes de la segunda enseñanza, cuyo jefe fue Joe Westbrook, quien pasó a formar parte de la Central. Después se organizó el frente obrero, el de los profesionales, el de propaganda, y la dirección de la Célula Central fue creciendo hasta que ya la llamábamos Comité Central.”

“José Antonio llevó estos propósitos al seno de la FEU, para darles un carácter legal, y que fueran producto de un acuerdo y es en esta etapa cuando comienzan las manifestaciones de protesta contra la tiranía, en las cuales José Antonio va en primera línea y los grupos de acción inmediatamente detrás, invoca Faure.

“Era una forma de preparación al pueblo, para que viera, cada vez más claras, las entrañas de aquel monstruo, lo que eran capaces de hacer, exponiendo la propia vida de José Antonio y de sus seguidores.Luego de las elecciones de abril, en las cuales Echeverría asume nuevamente la presidencia de la FEU, la dictadura organiza el llamado Diálogo cívico, pero los estudiantes no se dejan engañar y analizan en el Directorio un plan para enviarle una carta a don Cosme de la Torriente, el mediador, explicando que todo aquello era tiempo perdido, y que la única solución era la que él mismo había emprendido en su juventud: la de los mambises.”

Relata Faure que “hasta ese momento, la lucha había sido cuerpo a cuerpo, y subraya “decidimos comenzar la lucha armada, para ser consecuentes con la carta, tras el atropello a los estudiantes en Santiago de Cuba, José Antonio decide salir el día dos de diciembre en protesta.”

“Infanta y San Lázaro era una mancha azul. La policía arma la balacera y disuelve la manifestación, y entonces vemos a José Antonio y Fructuoso tendidos en el pavimento. Yo soy el jefe y estoy pensando si cumplo o no la orden. Sentía el viento en mi rostro, y mientras me decidía, a un compañero se le va un disparo. Entonces, doy la orden de entrar en combate. Son heridos dos oficiales y la policía se detiene atónita. Parecía una fotografía. No avanzan ni a la Universidad ni hacia José Antonio y Fructuoso. Aquello se convirtió en el detonador del mes de diciembre del 55,“ rememora.

Aquello fue fabuloso, extraordinario, pues a todo el mundo le entró el deseo de hacer algo, y luego vinieron las protesta en el Estadio del Cerro, el acto por el 7 de diciembre, que aunque no estaba prevista una manifestación, la gente se fue uniendo y marchó hacia la Universidad y aquello lo llamamos la manifestación al revés, la salvaje balacera, en la que fueron heridos Camilo y Juan Pedro. Todo eso contribuyó a hacer más fuerte el ambiente de lucha contra la tiranía.”

“Vino entonces la declaración mellista de José Antonio Echeverría al decir que a partir de ese momento avanzariamos con el movimiento obrero, y es cuando va hacia Santiago, a reunirse con Frank País, para organizar la huelga azucarera.”

“Así llegamos al 56 y el 13 de febrero, al conmemorar la caída de Rubén Batista volvemos a chocar con la policía.”

“El próximo paso táctico del Directorio Revolucionario es que el pueblo vea hasta dónde eran capaces de llegar los esbirros de la dictadura batistiana, y adelantar la línea de fuego hacia el centro de La Habana. Ya a esas alturas José Antonio plantea la necesidad de ir a México para unirnos a Fidel, y firmar un documento público (La Carta de México), que redactada por ellos dos y que tiene una enorme trascendencia, porque radicaliza aún más la lucha,” enfatiza Chomón.

“José Antonio no solo era valiente, nos dice, sino limpio y transparente creó el Directorio, lo hizo andar, lo hizo público el 24 de febrero, fecha tan trascendente para nuestra historia, pero la historia no ha terminado, pues hoy son otros los retos que emprenden los universitarios, esos mismos muchachos que nos enorgullecen,” enfatiza.

“Ellos son todo lo grande que se debe ser para emprender las tareas que la Revolución les ha puesto en sus manos. Esta es una etapa superior de la Revolución, para que cada generación sea superior a la anterior, y las tareas, los sacrificios, el enemigo, son ahora mayores. Y los jóvenes son capaces de reclamar su tiempo. “

“Ellos nos devuelven el aliento a los que empezamos antes. Son tan cariñosos, buenos y sencillos, que se dirigen a nosotros con admiración por lo que hicimos, cuando es a nosotros a quienes nos admira cuando vemos lo que hacen hoy, con esa suerte de saberse seguidores de Fidel “ finaliza Faure su remembranza.



"Echevarria es el segundo de izquierda a derecha. En el centro esta Fructuoso Rodriguez con espejuelos. Tambien se puede reconocer en la foto a Juan Pedro Carbo Servia fumando un cigarro (es el segundo de derecha a izquierda que esta fumandose un cigarro). En la foto quizas tambien estan Julio Garcia Oliveras: el primero de derecha a izquierda y Rene Anillo el tercero de izquierda a derecha."

BREVE ANEDCOTA DE HEORICIDAD: Juan Pedro Carbó y el Asalto a Palacio

Juan Pedro Carbó Serviá dirigente del Directorio Revolucionario y segundo al mando despues de la muerte de Echevarria (ver en la foto: segundo de derecha a izquierda) participo y sobrevivió el asalto al Palacio Presidencial el 13 de Marzo de 1957. Al bajarse del camion de 'Fast Delivery' junto con los otros asaltantes es impactado con una rafaga de ametralladora que le hiere el pie y le tumba los espejuelos. Con la vision limitada, cojeando (y sin sus espejuelos) entra a Palacio y llega hasta el segundo piso en un tiroteo infernal. Es nuevamente impactado por una bala. Su amigo inseparable Machadito (Jose Machado) tambien asaltante a Palacio que ya habia salido de Palacio se da cuenta que Carbó se habia quedado atras, que aun estaba dentro. Machadito regresa y entra a Palacio en medio de un frenezi de disparos gritando a toda voz 'Carbo, Carbo, Carbo' y lo rescata existosamente.

Carbo es luego internado en un Hospital donde un guardia de la dictadura de Batista se le acerca y le descrubre las heridas de balas. Carbó le responde al guardia: no importa lo que me pase, estoy contento porque matamos a Batista. El guardia se asusta y se marcha. Los estudiantes universitarios de medicina lo sacan por la puerta trazera del hospital al momento en que Los Masferrer y otros esbirros entran buscandolo.

Unas semanas despues del asalto a palacio Juan Pedro Carbó fue asesinado cobardemente junto a Fructoso Rodriguez, Jose Machado y Joe Wesbrook por Esteban Ventura Novo.



En la presidencia, de izquierda a derecha Fructuoso Rodríguez, Juan Nuiry, José Antonio Echeverría, René Anillo, Rolando Bezos y Pepe Vázquez. Salón de los Mártires. Reunión de la FEU."



"Portando la ofrenda floral Rolando Bezos. De derecha a izquierda en la primera fila José Venegas, Ñico Guevara, Juan Nuiry, José Antonio Echeverría y Fructuoso Rodríguez entre otros. La Habana, 27 de noviembre de 1954."



De izquiera a Derecha aparecen Frucutoso Rodriguez, Jose Machado (Machadito) y Echevarria en el medio.



"De izquierda a derecha Fructuoso Rodríguez, Antonio Guevara (Ñico), José Antonio Echeverría, Luís Blanca, Osmel Francis y Juan Nuiry. Encabezando una manifestación estudiantil"



Al centro José Antonio Echeverría. Detrás de su mano derecha y pegado al busto de Mella aparece Carlos Lugo. Delante de Lugo asoma la cabeza de Camilo Cienfuegos. Delante de Camilo con espejuelos Onil Fuentes y delante de Onil con camisa de fondo claro José Machado (Machadito) Acto en el Busto de Mella. La Habana 1955."



Jose Antonio Echevarria, Fidel Castro y Rene Anillo en Ciudad Mexico el 29 de Agosto de 1956. En esta reunion hay una discusion entre Echevarria y Castro sobre los metodos de lucha. Los del Directorio favorecian la tactica de 'Eliminar a Batista' (impactar desde arriba) y luego comenzar los cambios en Cuba para asi evitar derramamientos de sangre. Castro favorecia la Guerra de Guerillas prolongada. De esta reunion en Mexico salio el documento conocido como la 'Carta de Mexico.'



De izquierda a derecha Fructuoso Rodríguez, Joe Westbrook y Faure Chomón. Durante el encuentro junto a José Antonio Echeverría con el Dr. Fidel Castro en Cuidad México, octubre de 1956."



"De derecha a izquierda y en la primera fila los 3 primeros son José Machado (Machadito), José Antonio Echeverría y Mario Reguera (Reguerita). Detrás y a la derecha de Reguerita, Joe Westbrook"



Machadito es presentado en el juzgado con el luego comandante rebelde Luis Orlando Rodríguez y Juan Pedro Carbó



Juan Pedro y José Antonio



Juan Pedro Carbó y otros dirigentes de la FEU en trabajo social realizado en un barrio marginal




Joe Westbrook en sus tiempos de dirigente estudiantil en el Instituto de La Habana




Joe Wesbrook departe con Félix Pena, el doctor García Bárcenas y Temístocles Fuentes



Fructuoso en su boda con Marta Jiménez, su compañera de vida y de luchas



Fructuoso y José Antonio en Costa Rica, defendiendo la soberanía del pueblo hermano



Echeverría, Fructuoso y Juan Pedro, en una de las tantas detenciones por la tiranía



Sepelio de Fructuoso Rodríguez asesinado el 20 de abril de 1957. Marta Jiménez en estado de gestación carga el féretro de su esposo"



Camion de 'Fast Delivery' utilizado por el Directorio en el asalto a Palacio.





Movilizacion militar durante y despues del Asalto a Palacio



Menelao Mora muerto durante el Asalto a Palacio.









El Directorio Revolucionario en su fase guerrillera en Las Villas.



"De izquierda a derecha Tato Rodríguez Vedo, Julio García Oliveras, Eduardo García Lavandero y Marta Jiménez en el exilio. Miami enero de 1958"

LAS MUJERES EN EL DIRECTORIO REVOLUCIONARIO
Fuente: Alma Mater: La Revista Joven mas Antigua de Cuba.
http://www.almamater.cu/2007/FEU%2007/agosto/mujeres.html

Marta Jiménez Martínez

Se ordena ya el gran sacrificio
y es justo que se apresuren a premiarlo las mujeres,
que son su corona natural.

José Martí

El corazón sagaz y puro de una mujer es motivo de recordación, más si es esa mujer madre, viuda, combatiente revolucionaria, compañera de la batalla a muerte presentada a la tiranía, pues merece la mayor distinción.

El romanticismo y el ideario de la juventud cubana colaboraban con anécdotas magníficas para ser escritas por los que examinan la Historia; hoy somos los jóvenes, distantes por varias generaciones, pero allegados a su extraordinario Movimiento, quienes coronaremos el homenaje ante el severo sacrificio.

Marta Jiménez nació un 12 de enero de 1934 en Marianao. Estudió Farmacia, carrera que ingresó en 1951, única hija.

Vivió rodeada de la efervescente Revolución estudiantil, inmersa en la agitación y la vibrante inquietud de la Colina Universitaria, compartía allí asignaturas con Fructuoso Rodríguez y fue su esposa y, poco más tarde, su viuda. Presenció la ansiedad de la juventud cubana de emerger hacia el liderazgo definitivo que daría fin a la dictadura de Fulgencio Batista y Zaldivar. Marta Jiménez convivió con aquellos jóvenes magníficos cuyo monumento es hoy el edificio del antiguo palacio presidencial. Experimentó la terrible incertidumbre de la posibilidad constante y creciente de la pérdida de Fructuoso, del riesgo de su embarazo, de la muerte propia.

Marta es una representativa figura de la lucha revolucionaria de la década del 50, del espíritu, de los ánimos de rebeldía ante la injusticia que se esgrimía en Cuba por aquellos años. Pero sin dejar de ser por ello jóvenes alegres que adoptaron su papel de enfrentamiento a la tiranía con optimismo, con seguridad.

Marta integró el Directorio Revolucionario en el año 1956, compartió refugio con los compañeros más perseguidos, enfrentó riesgos de traslado de los revolucionarios, alquilaba las casas que servían de vivienda transitoria a los revolucionarios, organizaba visitas a los presos políticos, asilo para aquellos cuya permanencia en Cuba representaba peligro para su vida.

Recaudaba fondos para el movimiento, desde los primeros tiempos contribuyó a establecer, fortalecer o reactivar contactos que en ocasiones se ponían en riesgo por la vida clandestina que tuvo que hacer Fructuoso y los demás miembros del Directorio.

Se trasladaba continuamente con su esposo hacia los lugares donde, debido la necesidad del líder estudiantil de permanecer escondido, eran reubicados. Embarazada de más de 7 meses continuaba al lado de Fructuoso a pesar del peligro que representaba sin hacer caso de los requerimientos de su esposo para que regresara a casa de sus padres.

Ya se organizaba el asalto a Palacio, los preparativos consumían todo el tiempo, los encuentros entre ellos se espaciaban, en una ocasión logró verlo y lo encontró junto a Carlos Gutiérrez y Faure Chomón frente a un plano coordinando y disponiendo los detalles de la acción.

El 13 de marzo desde una oficina ubicada en la Rampa, donde trabajaba escuchó el tiroteo, los tanques. Marta comprendió que debía dirigirse a la universidad, tenía que saber si Fructuoso estaba allí, si estaban vivos sus compañeros. Recordaba a Evelio Prieto Guillaurme, juntos compraron un refrigerador a plazos para la casa donde se acuartelaban los muchachos.

Evelio, quien salió de Palacio con una herida en el rostro y en la gabardina el contrato con el nombre suyo y el de Marta, delatado y asesinado horas después. Wangüemert, con quién había compartido casa al igual que con todos los otros compañeros muertos que ella ayudó y conoció, murió también aquel día.

Fructuoso sería asesinado al mes siguiente, el día 20, en la casa de Humboldt 7. Su muerte convirtió a Marta Jimenes Martinez en heredera de sus principios e ideales patrióticos. Esa elevación tuvo muestra en el entierro de los mártires del 20 de abril. Vestida de negro, pocos días antes de dar a luz, encabeza la enorme comitiva de duelo, al lado del féretro de su esposo.

Pero esta valiente mujer a pesar de la muerte de Fructuoso no cesó en la lucha ni permitió que el crimen quedara impune acusando del vil asesinato al Ventura Novo connotado asesino de la dictadura de Batista.

Visitaba a los presos del Príncipe. Recaudó grandes sumas en La Habana, Las Villas y Holguín para la causa del Directorio y la revolución. Ayudó a esconder a compañeros como Guillermo Jiménez. Viajó a Miami donde contactó a los revolucionarios exiliados.

De regreso a Cuba, colaboró con Eduardo García Lavandero y Tato Rodríguez Vedo, ambos mártires de la organización. Tuvo que partir a Venezuela donde trabajó intensamente en la propaganda y en gestiones para los que estaban en Cuba combatiendo.

Todos los que la han conocido rememoran las anécdotas de su vida: el último encuentro con Fructuoso, el 19 de abril; su trabajo de viajante que le permitía ayudar admirablemente con fondos y hablan de su modestia. Con ese nombre, Modesta, firmó siempre durante su vida clandestina.

Para mujeres como Marta Jimenez Martinez nuestra alabanza, nuestro homenaje.

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13 DE MARZO DE 1957
Fuente: Carta de Cuba
http://www.cartadecuba.org/j_a__echevarr%EDa.htm

ATAQUE AL PALACIO PRESIDENCIAL

El 13 de marzo de 1957, comandos del Directorio Revolucionario Estudiantil organización estudiantil universitaria, creada por el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), José Antonio Echeverría y la Organización Auténtica (O/A), brazo armado del PRC(A), coordinaron sus esfuerzos para liquidar la tiranía de Batista mediante un ataque comando al palacio presidencial.

El ataque fue organizado por Menelao Mora Morales y Echevarría. La operación contaba con suficientes elementos para lograr sus propósitos. Pero las intrigas de Faure Chaumon evitaron que el resto de las fuerzas actuaran, pues no obstante estar acuarteladas no recibieron a tiempo el aviso para la acción. Los responsables de los distintos acuertalamientos eran, Ramón Rodríguez Milián, Calixto Sánchez White y Osvaldo Révola, Jorge Valls y Willy Morales.

Otro elemento a considerar fue la negativa de Carlos Gutíerrez Menoyo a utilizar bazookas y lanzallamas, armamento que se podía obtener en Cuba mediante la gestión de "Mononin" Bilbao, porque los dólares necesarios ya estaban a disposición del operativo. Es conveniente señalar que Faure Chaumon y Raúl Díaz Argüelles- este último fue el primer General Cubano que murió en Angola- fueron protegidos por los moscovitas, retirándolos del apartamendo de Humbolt 7 pocas horas antes de que Esteban Ventura asesinara a los patriotas refugiados en ese edificio.

El apartamento de Humboldt fue atacado por los esbirros batistianos gracias a una delación del infame Marcos Rodríguez Alfonso, «Marquitos», militante comunista. Debido a la magnitud del crimen, ni siquiera sus amos soviéticos pudieron salvarle del paredón. «Marquitos», fué fusilado en marzo de 1964, lo que sirvió a Fidel Castro para aterrorizar a los viejos comunistas, y hacerle ver a la Unión Soviética que el amo de Cuba era él y no sus agentes.

En el Ataque a Palacio participaron 42 patriotas. Menelao Mora, Carlos Gutiérrez Menoyo, José Antonio Echeverría y 27 de sus compañeros pagaron con su vida la acción heroica. Otros tuvieron la oportunidad de continuar la lucha, aunque muchos combatientes fueron asesinados por la furia de las fuerzas represivas posteriormente. Entre ellos el respetado ex Senador de la República Pelayo Cuervo Navarro, ajeno a la acción.

Castro siempre discrepó del Directorio, y se entiende que una de las motivaciones para el ataque fue evitar que Castro, cuyas tendencias dictatoriales y totalitarias eran bien conocidas por José Antonio, se apoderara del poder en Cuba luego de la inevitable caída del dictador Batista. Poco después del ataque Fidel Castro, en una entrevista para la revista Bohemia, calificó la acción de "putsch fascista irresponsable".

Para conocimiento de nuestros lectores reproducimos el siguiente escrito de Roberto Simeón sobre el tema, que contiene también el testamento político de José Antonio Echevarría. Todo cubano debe honrar a quienes dieron la vida por la Patria.

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13 de Marzo: Un testigo excepcional
FAURE CHOMÓN, Comandante del Ejército Rebelde
Granma

Al conmemorar el aniversario 49 del 13 de Marzo recordamos que además de las acciones armadas de ese día y en los siguientes ocurrieron otros episodios, quizás cientos o miles, no sólo en La Habana sino en todo el país. Narraremos uno, por ser mañana el Día de la Prensa.

Simulando el combate que no había querido dar, el ejército hizo después tronar sus armas, ebrios de una falsa victoria.

En el Palacio Presidencial del tirano había un salón dedicado a los reporteros de la prensa, para recibir las noticias que distribuían los personeros del régimen. El 13 de Marzo se hallaba de guardia en dicho salón un reportero muy famoso, nombrado Torres Momplet.

El mediodía había sido muy caluroso y tedioso; ahora, pasadas las 3 de la tarde, la atmósfera sofocante lo sobrecogía en un aburrimiento tal que se sentía sumergido en una somnolencia impaciente en aquella espera sin fin.

El sonido del timbre del teléfono lo despertó y tomando en sus manos el auricular escuchó la voz del Director de Información del periódico "Tiempo Cuba", propiedad del jefe de la pandilla de criminales de la tiranía "los tigres" de Rolando Masferrrer:

—Oye, Torres Momplet, ¿es verdad que están atacando el Palacio Presidencial?

—Compadre, aquí no pasa nada. Esto está más tranquilo que nunca.

Y colgó el teléfono. En el mismo instante estalló una explosión de ráfagas de ametralladoras que lo estremecieron, al comprender que el sorpresivo estallido había sido noticia antes de producirse. Por primera vez en su condición de reportero se lanzó sobre el suelo, con las manos y brazos sobre su cabeza, donde permaneció durante horas escuchando el tableteo de las ametralladoras y las explosiones que sacudían el edificio sin tener detalle alguno de lo que sucedía, a no ser la certeza de que estaba en el centro de un cruento combate. Así permaneció todo el tiempo, hasta que el rugir de las armas de fuego se fue extinguiendo y se hizo un silencio absoluto que él dejó pasar con mucha atención, tratando de descifrar si todo habría terminado. Finalmente se puso de pie y prestó atención a un ligero murmullo que comenzaba a oírse.

Salió y pudo ver a un capitán, de quien era amigo, que había llegado alzando por los cabellos con una mano, uno a uno, a los combatientes mal heridos, mientras con la otra los remataba con ráfagas de la ametralladora que portaba. Al mismo tiempo escuchaba gritos de la esposa del tirano que bajando por las escaleras exclamaba continuamente:

¡Mátenlos a todos!

Aquellas escenas horrorizaron su conciencia, dejándole una angustiosa impotencia porque, además, nunca pensó que aquel amigo suyo fuera capaz de tan criminal cobardía. Pudo tratar de huir de aquella situación; pero su condición de periodista primó en él y decidió continuar observando el curso de los acontecimientos.

Después de los disparos del capitán se incrementaron los tiros de la soldadesca, asesinando a otros heridos de los pisos superiores y en la calle; otros, ebrios de una falsa victoria hacían tronar sus armas, a lo que se unía el ruido de los tanques, ametralladoras pesadas y cañones del ejército que acababa de llegar y disparaba sin objetivo y sin sentido, simulando el combate que no había querido dar, dejando abandonado al tirano durante las horas que duró la acción.

Al día siguiente del asalto, Batista se reunió con sus secuases.

Al amanecer, Torres Momplet pudo observar que se formaba la guarnición en el patio para que el tirano, desde un piso superior, la saludara con un leve movimiento de su mano, sin pronunciar en ese momento palabra alguna; pues al decir de Torres Momplet, había perdido la voz y mostraba su cabello totalmente emblanquecido.

Así fue como lo vi—, afirmó Torres Momplet.

Habían pasado algunos años desde el triunfo de la Revolución cuando un día, encontrándome en el Ministerio de Transporte (N.R.: Faure Chomón era Ministro de ese organismo en aquel momento), recibí una llamada del periodista solicitándome un encuentro, a lo cual accedí inmediatamente. Nos reunimos en mi despacho y me hizo el relato que acabo de narrar.

Mi impresión era que Torres Momplet había estado sufriendo un estado de conciencia que le reprochaba su silencio y le hacía sentir la necesidad de comunicar todo lo que vio suceder al culminar el ataque al Palacio, del que fue testigo accidental; que no encontró cómo transmitirlo al sentirse golpeado, además, al ver que su amigo capitán, de quien tenía una alta opinión, resultaba ser realmente un vulgar y cobarde asesino.

Durante la tiranía no pudo y después de su derrocamiento no halló mejor forma que hacer esa confesión a uno de los combatientes de aquella gesta.

Al terminar su relato le pedí permiso a Torres Momplet para grabarlo y él accedió a repetirlo.

Cuando se elaboró el plan de combate para el ataque al Palacio Presidencial se instruyó a los miembros del comando sobre cómo debían actuar: antes de entrar a los locales del mismo, lanzar primero una granada, saltando seguidamente de un lado al otro de su puerta disparando una ráfaga e inmediatamente entrar disparando, para neutralizar cualquier resistencia. Esto sería así en todos los pisos, menos en el tercero, por ser la residencia del tirano y su familia. Allí se entraría sin emplear el método explicado, para evitar herir a la esposa, los hijos o cualquier otro civil, aun a costa de la vida del combatiente,

Valiosos compañeros cayeron combatiendo o fueron asesinados ese día. En la foto, Menelao Mora.

Esta concepción ética del combate permitió la sobrevivencia de Torres Momplet y varios empleados del servicio civil de Palacio, lo cual contrasta con el bárbaro exterminio a que fueron sometidos nuestros compañeros heridos en la acción.

La tiranía no se atrevió nunca a celebrar el juicio por los sucesos del 13 de Marzo. No tenían prisioneros. Temían la experiencia del juicio por el ataque al Cuartel Moncada, que se convirtió en una Tribuna de la Revolución cuando Fidel Castro hizo su famosa defensa conocida como La Historia me Absolverá, y que tanto estremeció después a la conciencia nacional. Y ahora todos los prisioneros estaban muertos, por lo que podrían intervenir solamente abogados revolucionarios, acusadores por los crímenes de ese día. Así el 13 de Marzo fue también una derrota jurídica de la tiranía.

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Jose Antonio, Juan Pedro Carbó
y otros líderes estudiantiles durante el enfrentamiento.

Desagravio estudiantil en el Parque Central

ROBERTO VIZCAÍNO LAFITA

Tres jóvenes estudiantes de Derecho, unidos por la amistad y los ideales marchamos por la calle Neptuno, en dirección al Parque Central, enclavado en el centro de la capital, en la mañana en que se conmemora el aniversario 103 del natalicio del Apóstol y nuestro Héroe Nacional, José Martí.

Junto a Blas Arrechea y Maximino González, nos conducía un mismo objetivo: impedir la afrenta bochornosa que sería el llamado homenaje de la dictadura batistiana en el monumento que perpetúa la memoria de la obra martiana. Se ha trazado esta decisión cumpliendo el mandato de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), encabezada por el líder del movimiento estudiantil José Antonio Echeverría, de congregarse en los alrededores del parque. En diferentes grupos y a la llegada de este, debíamos confluir en la estatua martiana, destruyendo a todo riesgo la celebración de la actividad organizada por el régimen.

Al pasar la bocacalle de Consulado se nos une otro estudiante de Derecho, de similar posición a la nuestra, Lorenzo Fernández.

Al desembocar en la esquina de Prado y Neptuno notamos cómo en diferentes lugares aledaños se agrupan muchos jóvenes, algunos rostros ya conocidos por su presencia en las luchas que venía librando el estudiantado.

Nos dirigimos hacia los portales de la Manzana de Gómez, zona comercial muy populosa, propiedad de una de las familias más representativas de la alta burguesía criolla explotadora: los Gómez Mena.

En sus sólidas columnas que permiten sombras acogedoras proyectadas por los toldos protectores del cálido sol ya en pleno mediodía, nos guarecemos inquietos y tensos, en espera de la llegada del querido y respetado José Antonio. Cada vez percibimos mayor afluencia de gente joven, no pocos de los cuales, a corta distancia, nos hacen señas de salutación.

Comentamos que en las aceras que bordean el parque se encuentran de pie, haciéndose los que leen periódicos, una cantidad de sujetos, que, evidentemente, tienen los rasgos característicos de los cuerpos represivos, y en el monumento, las coronas de flores depositadas allí seguramente en horas muy tempranas de la mañana nos dejan entrever las manos manchadas de los sicarios de la tiranía. Esos dos factores contribuyen a enardecer nuestra disposición de enfrentar cualquier tipo de peligro con tal de que el batistato no se salga con sus despreciables planes.

No hay tiempo para más. Tres automóviles se han detenido abruptamente junto a la acera del parque en Neptuno y Prado. De ellos descienden velozmente José Antonio, vistiendo su inconfundible jacket carmelita, y al que siguen su hermano Alfredo, Juan Pedro Carbó, Machadito, Pepín Naranjo, Onil Fuentes, Luis Soto y Tony Castell, entre otros, y al mismo tiempo surgen carros perseguidores y los llamados carros-jaula para detenidos.

Como movidos por una misma orden, toda aquella muchachada rebelde por martiana, nos lanzamos en carrera hacia el parque. El enfrentamiento violento no se hizo esperar.

Aquel escenario se convirtió en un campo de batalla donde en combate desigual se enfrentaron las fuerzas del bien y del mal que avizoraron para todos los tiempos el Padre Varela y el propio Martí.

Mientras recibimos golpes de los bastones policiacos y respondemos con el rigor de nuestros puños, escuchamos gritos de indignación y condena contra el atropello bestial de que somos objeto, por parte de una digna y nutrida representación femenina del Frente Cívico de Mujeres Martianas, también incorporadas al desagravio.

Algunos de nuestros compañeros pudieron llegar hasta las coronas del monumento para destrozarlas, no sin recibir también una cuota de lesiones.

El saldo recogido por los periódicos de la época no podía ser más elocuente: 68 detenidos, entre ellos 13 mujeres, e incluidos no solo universitarios, sino algunos estudiantes del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana comandados por Manolito Graña, y alumnos de escuelas privadas, menores de edad. En resumen, resultó la acción pública donde fueron apresados la mayor cantidad de participantes hasta ese momento.

Al regresar a la escalinata universitaria contemplamos el lanzamiento de piedras contra las perseguidoras que se retiraban desordenadamente de aquel lugar. Entre los magníficos lanzadores se encontraban Juan Nuiry, René Anillo, Rolando Bezos y Julio César Guillén, por solo citar los que recuerdo.

Nos aclararon que José Antonio, Juan Pedro, Machadito y otros detenidos en el Parque Central y que iban conducidos en dirección al Castillo del Príncipe, al llegar a Zanja y Belascoaín habían logrado abrir la puerta del carro-jaula para escapar...

Al mismo tiempo tenían una gran preocupación. Se había producido la detención del estudiante José Venegas, quien no había participado en el Parque Central por un examen que debía realizar. A la salida había sido identificado e injustamente detenido, y algunos compañeros vieron cómo se le golpeaba cuando era conducido.

Los dirigentes de la FEU decidieron conocer el destino de Venegas y nos orientaron montar guardias en horas de la tarde, en espera de mayor información.

Alrededor de las 6 de la tarde, cuando nos encontrábamos en lo alto de la escalinata cerca del Rectorado, vimos llegar en un auto a los compañeros Manolito Carbonell y Jorge Puentes. Traían algunos alijos de periódicos Alma Mater pues debido a sospechas sobre algún elemento infiltrado en el local que ocupaba la Imprenta de la Universidad, dirigida por ese abnegado trabajador que fue el viejo Valdivia, habían trasladado su impresión para otro lugar en la calle Infanta.

En la portada aparecía Venegas salvajemente golpeado y aún detenido. Se nos planteó que era urgente salir a distribuir esos Alma Mater para evitar un fatal desenlace en este caso.

Ya en ese momento se había desviado el tránsito en los alrededores del ámbito universitario.

Blas Arrechea tomó la iniciativa y cogiendo uno de aquellos paquetes exclamó: ¡Adelante, no hay que pensarlo más! Y grupos de estudiantes marcharon hacia las calles Infanta y 23 repartiendo cientos de ejemplares del órgano de la FEU.

Fue un 28 de Enero de combate que resonó en la capital.

José Martí había sido finalmente desagraviado y la denuncia de lo sucedido a Venegas, mediante Alma Mater, hizo patente el triunfo de la verdad sobre la falacia inherente a tan oprobioso régimen cuyos cimientos continuaban desmoronándose.

Mientras, en México, un grupo de exiliados cubanos al mando de Fidel Castro, quien en el juicio del Moncada había declarado que llevaba en su corazón las doctrinas del Maestro, contribuía también a dignificar la memoria del Apóstol, preparándose para venir a liberar definitivamente a la Patria.

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LA ACCIÓN DEL TRECE DE MARZO DE 1957
Por Teresa Torres
Fuente: Radio Reloj

Un inusual movimiento de estudiantes había alrededor de la Universidad de La Habana, el trece de marzo de mil novecientos cincuenta y siete. También, quienes se encontraban cerca del Palacio Presidencial escucharon disparos de fuego, poco después de las tres de la tarde. Dentro de la mansión todo era un infierno.

El Directorio Revolucionario se propuso realizar una acción que decapitara a la tiranía de Fulgencio Batista, que en ese entonces imperaba en Cuba y que tenía ensangrentado al país. El Secretario General de esa agrupación, José Antonio Echeverría, organizó la acción que tenía la estrategia de golpear arriba.

El propósito de ajusticiar a Batista estuvo correlacionado con la ocupación de la emisora Radio Reloj, la toma de la Universidad de La Habana, la irrupción en cuarteles y el cierre de las comunicaciones. Mediante esta acción en la ciudad, los jóvenes cooperaban con los guerrilleros que combatían en la Sierra Maestra.

Los cincuenta jóvenes que entraron al antiguo Palacio Presidencial se desplazaron hacia el inmueble en dos automóviles y una furgoneta de la Empresa Fast Delivery, donde iba el grueso de los combatientes. Ya en el interior del edificio, estos asumieron diversas misiones. Los que subieron al segundo piso en busca del dictador comprobaron que éste había huído por una escalera interna, anexa a su oficina.

Los combates dentro del Palacio fueron violentos; se hizo más fuerte la resistencia de la guarnición, muchos jóvenes murieron, y a otros se les agotaron las municiones. Se decide retroceder, para pedir refuerzos y continuar posteriormente el ataque, pero la operación de apoyo no funcionó.


El máximo líder cubano Fidel Castro ha calificado el asalto al Palacio Presidencial del trece de marzo de mil novecientos cincuenta y siete como "una operación bien organizada, un acto de extraordinaria audacia y valentía, en el que también hubo fallos e imponderables.

La toma de Radio Reloj

La planta del tic tac era una emisora pirateada por diversas cadenas nacionales, y en cuanto se divulgara el hecho, los demás medios de prensa copiarían la noticia.

A las tres y veintiuno de la tarde del Trece de marzo de mil novecientos cincuenta y siete llegó José Antonio a la cabina de Radio Reloj y entregó a los locutores varios despachos, donde se informaba del ataque al Palacio Presidencial y de un supuesto parte emitido por oficiales y clases que habrían tomado el mando del Ejército, luego de destituir a altos jefes y oficiales del tirano Batista.

Al final de este boletín, uno de los locutores anunció que el líder de la FEU daría a conocer una alocución al pueblo de Cuba. Inmediatamente, José Antonio inició una apasionada arenga que aún hoy emociona a los cubanos, donde anunció la caída del tirano (algo que debía haber ocurrido según los planes)...La alocución quedó cortada cuando el líder estudiantil repetía sus palabras, en el momento en que un empleado encargado de las transmisiones, en otro lugar, sacó del aire la emisora. Cuando al dirigente estudiantil le informaron que estaban fuera del aire, en su retirada, realizó unos disparos sobre el máster de la CMQ.

En la tarde de ese trece de marzo, Fidel Castro se encontraba en la falda de la loma de Caracas, en la Sierra Maestra, llevando adelante la campaña final de nuestras gestas libertadoras. Los guerrilleros siempre llevaban a cuestas algún radio, para estar al tanto de lo que ocurría en el país.

En el acto por los cuarenta años del asalto al Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución, Fidel recordó que entre las tres y treinta ó cuatro de la tarde de ese día escucharon la señal de Radio Reloj. "Ese tic-tic, o toc-toc, o tac-tac, no sabía cómo definirlo bien -y no se escuchaba otra cosa. Yo les dije a los compañeros: "Algo extraordinario tiene que estar ocurriendo en La Habana. Y esperamos hasta que al fin empezaron aparecer las noticias del asalto a Palacio".

Ese trecede marzo de mil novecientos cicuenta y siete quedó en la historia cubana como el día en que por unos segundos casi es ajusticiado el tirano Fulgencio Batista por un grupo de estudiantes, en su propia oficina.

Años después, en la actualidad, los jóvenes que protagonizaron aquella acción, y la acción misma, continúan reuniendo cada trece de marzo a los universitarios y a toda la juventud cubana en un ejercicio consciente de lealtad a la historia.

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Estudiantes Cubanos mas alla del Directorio Revolucionario.

Protesta estudiantil donde el joven Camilo Cienfuegos es el que aparece de derecha a a izquierda (abajo sentado) sosteniendo el letrero.


Protesta Estudiantil. 1950s.


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GALERIA DE LOS ASESINOS A SUELDO DE BATISTA
Bohemia. Nro.2, La Habana, Enero 11 de 1959, pág. 152-158

Esteban Ventura Novo: Son muchos los que se discuten el primer lugar en este maratón de sangre y horror. Ahí están Pilar García, Ventura, Carratalá, Salas Cañizares, Ugalde, Carrillo y otros. Pero como por alguno hay que empezar presentemos a este que aterrorizó a la capital de la república: Esteban Ventura Novo. Su apellido era un contrasentido. Una ironía. Ventura acarreaba a todas partes el dolor, la tristeza, la muerte. Ascendió trepando por un montón de cadáveres; sus estrellas chorreaban sangre. Las mazmorras de las estaciones policiacas que comando, fueron cámara de horrores en que la juventud dejaba la vida en medio de tales torturas. Sus hombres, perros de presas, eran una jauría de lobos que seguía el ejemplo del mastín mayor. Esteban Ventura golpeo, torturo, mató con sus propias manos. Son mucho, los hogares en los que él entronizó el luto; son muchos los niños a los que dejó huérfanos e incontables los labios que siempre pronunciaron su nombre con odio y horror. Ahí esta con una pistola en la mano, con un arma en la diestra frente al indefenso. Se daba aires de valentón. Pero en la hora de la derrota no se enfrentó a los que antes persiguió y vajió no, entonces huyó poniendo al desnudo su cobardía y su ruindad. Ahora, en el futuro, cuando se quiera presentar al prototipo del criminal frío, despiadado, sin alma y sin nervio bastara con pronunciar su nombre, Ventura. El se lo gano al precio de mucha sangre vertida; una sangre que algún día lo ahogara.

Foto de Conrado Carratalá abandonando la Universidad de la Habana despues de registro en busca de armas.

Conrado Carratalá Ugalde era el compañero de crímenes de Esteban Ventura. De vigilante llegó a Coronel de la policía. Nombrado jefe del Departamento de Dirección su puesto estaba en las oficinas del Cuerpo, tras un buró. Pero ese ambiente no es para los matones y CCU tenia sed de sangre. Y debió tener mucha porque no llevaba señales de saciarse nunca pese a todos los crímenes que cometió Si hubiera podido reunir en un recipiente toda la sangre por el vertida, se hubiera ahogado en ella: el asesinato era su elemento En La Habana son cientos los hogares que deben a CU, como a Ventura, sus crespones de luto.

El general Rafael Salas Cañizares fue uno de los artífices del 10 de marzo. De las “perseguidoras” pasó a la jefatura de la policía nacional donde se distinguió por su empeño en ahogar en sangre cuanto significara oposición al batistato. En todas partes aparecía su obesa figura y bajo su mando los perros de presa de la dictadura cometieron abusos incontables. El clímax llegó tras la muerte del coronel Blanco Rico. RSC allanó la embajada de Haití donde estaba asilado un grupo de revolucionarios y recibió allí heridas que días más tarde la produjeron la muerte. Así se salvó del bochorno de la huida vergonzante.

El comandante Blanco era el “socio” de Laurent en los crímenes de éste. Al mando del puesto naval de la Chorrera brindaba la impunidad de esa fortaleza a su compinche para torturar allí a los que caían en sus garras. La sociedad Blanco-Laurent rindió dividendos de sangre. Son muchos los que fueron llevados a la Chorrera y cuyo destino no se ha sabido jamás. Pero lo sabe el comandante Blanco. Por ello deberá responder algún día.

Alejandro García Olayón: Este no era más que capitán pero puede codearse abiertamente con los generales y coroneles que le anteceden. Alejandro García Olayón mató con sus propias manos a muchos compatriotas. Le decían ‘Nito” pero si se le hubiera podido dar abiertamente un apodo apropiado se le hubiera llamado “Matagente”. Fue matón a las órdenes de Panchín Batista hasta que llamó la atención del hermano Fulgencio que le sumó a su cohorte de criminales. En su vida, como página cimera de horror, esta la muerte del capitán Escalona por cuyo crimen fue absuelto por un tribunal militar. Como matón se le mando a la Sierra. Como matón se le traslado a Las Villas donde halló el final de su carrera. En otras páginas de esta edición se recogen gráficamente los últimos momentos de “Nito” García Olayón, ejecutado sumariamente por la justicia revolucionaria.

Alberto Triana Calvet había sido separado del cuerpo con el rango de sargento. Batista lo volvió a llamar y le hizo teniente coronel jefe de una provincia: Matanzas. De ahí paso a Camagüey donde siguió el ejemplo de los otros jerarcas que no solo cometían atrocidades sin cuento, si no que se enriquecían a costa de quien fuera. Ultimamente lo habían enviado a Holguín, cambiándolo por Lavastida lo que da idea de la consideración que se le tenia al estimarlo con iguales méritos que el comandante sanguinario que tan buenas migas hiciera con Cowley y con “Massacre” Salas Cañizares.

Agustín Lavastida fue jefe del SIR en Holguín de donde se le traslado a Santiago en las horas más angustiosas de la ciudad heroica. Coincidió allí con José María Salas Cañizares y así, mientras Rodríguez Avila y Cruz Vidal eran jefes del regimiento, la pareja compuesta por SC y Lavastida tenían la ciudad en un puño, un puño tinto en sangre. Después cuando “Massacre” fue trasladado a Holguín, Lavastida volvió a unírsele y ellos recordaron a los holguineros que si Cowley había muerto, ellos dos seguían vivos y preocupados por continuar abriendo fosas en la necrópolis de la ciudad de la Periquera.

Joaquín Casillas Lumpuy entró en la actualidad nacional cometiendo un crimen infame: el asesinato de Jesús Menéndez en Manzanillo. Después de eso ya se sabía que se podía contar con él para derramar sangre de cubanos. Y así ganó estrellas y obtuvo mandos. Se le mandó a la Sierra Maestra y si no luchó abiertamente contra los revolucionarios, dio buena cuenta de campesinos indefensos. Terminó su carrera en Las Villas donde el tirano le envió en un intento inútil de detener a la revolución triunfante. Y ésta le fusiló ejemplarmente. Por desgracia con una sola vida no podía pagar él por las tantas que arrancó en su larga carrera de chacal del régimen.

Jacinto Menocal, como Irelando García Báez, fue de los jóvenes que escogió el camino del crimen en lugar de tomar la sendas del honor. Primero en el SIM y después en tierras pinareñas, Menocal ganó pronto renombre como uno de los hombres con los que se podía contar para torturar y asesinar. Y naturalmente obtuvo el ascenso que Batista negaba a oficiales más antiguos pero no tan criminales. Jacinto Menocal llenó páginas de horror en la tierra de Cirilo Villaverde. A la caída del régimen huyó cobardemente perseguido de cerca por las fuerzas de la revolución. No querían dejarle escapar con vida, y en Dayaniguas, cerca de Consolación del Sur, pago al fin con su miserable existencia todas las muertes que tenía en su haber.

Irenaldo García Báez ascendió vertiginosamente después del 10 de marzo. De teniente que era, agregó una palabra más a su rango y se convirtió en teniente coronel. Había dos razones para ello: era hijo de Pilar y tenía alma de criminal. Se le nombró segundo jefe del SIM y son muchos los cubanos que pueden contar historias en las que IGB figura como el verdugo mayor. Mientras la juventud cubana se inmolaba para derrocar al régimen, este hombre joven se entregaba en cuerpo y alma a la nefasta tarea de ahogar en sangre todo intento de libertad. Utilizando el slogan de una firma cigarrera bien podía decir “De mi padre lo aprendí".

Hernando Hernández era el segundo jefe de la policía bajo la regencia de Salas Cañizares, una figura inocua, apocada por el ex-teniente ascendido a general. A la muerte trágica de RSC se le dio el mando nominal de la policía aunque el verdadero jefe era Carratalá. Pero HH dejó hacer, dejó matar y torturar y cuando fue sustituido por Pilar García se había ganado ya el derecho a figurar entre los integrantes de esta galería.

Francisco Tabernilla, el “viejo Pancho” era incondicional de Batista y recibió como premio la jefatura del ejército por su conducta. El tirano daba las órdenes que el ejército cumplía. Y el viejo Tabernilla, general de opereta, se llenaba de estrellas y las repartía entre sus hijos El ejercito era para ellos como una finca que había que explotar. Usando expresiones que decían de su rango Tabernilla hizo popular aquello de "dar candela al jarro hasta que suelte el fondo" Quería expresar con ello que la represión llegaría a su máximo para mantener en el poder a los usurpadores del diez de marzo. Sin embargo, como resultó lo contrario "el viejo Pancho” huyó como un rufián cualquiera.

Entre los criminales del régimen de Batista figura con resplandores propios el coronel Fermin Cowley Gallegos. Enviado a Holguín, la tierra heroica de Calixto García, sufrió los zarpasos de esta hiena con uniforme. Cowley no respetó a nadie, ni nada le detuvo. Esta foto, exclusiva de BOHEMIA le muestra en los momentos en que herido en una pierna, iba a ser curado, a su regreso de las operaciones en Sierra Cristal regresaba, tinto en la sangre de cubanos heroicos pues entre él, y Lavastida acababan de ultimar a unos expedicionarios que se habían rendido a sus tropas y cuya vida habían respetado sus subalternos. Después de Fermin Colwley escribió otra página de horror, las llamadas “pascuas de sangre”. Allí en la zona norte de Oriente balaceó, ahorcó o mandó a dar muerte, del 25 al 26 de diciembre a más de treinta personas. En aquel territorio, decir Cowley era como nombrar a la muerte por medios violentos. La justicia revolucionaria no le dejo escapar y le ultimaron en una calle holguinera. EI batistato contaba con un asesino menos.

Carlos Tabernilla Palmero, hijo del “viejo Pancho” llegó a la jefatura de las Fuerzas aéreas del Ejercito. Uno en la jefatura, otro en los tanques, otro en los aviones; los Tabernilla se repartían así el ejército como si fuera una herencia familiar. Y CTP, obediente a las órdenes criminales de Batista, mandaba sus aviones, pájaros de muerte, a bombardear a los campesinos de la Sierra que perdían vida y hacienda. Los mandó también a lanzar sus mensajes de muerte sobre las ciudades indefensas: sobre Cienfuegos que se rebeló; sobre Santa Clara que no podían mantener en su poder. Ellos, los Tabernilla, como los Salas Cañizares son todos criminales de guerra.

José Eleuterio Pedraza pertenecía al 4 de septiembre. El 10 de marzo lo encontró sin uniforme, disfrutando de los millones robados al tesoro público. Tenia tierras, casas, ganado. Pero en sus fincas villareñas JEP seguía siendo un déspota que no soltaba la fusta, que oprimía y vejaba a los campesinos. En las postrimerías del régimen se cobro a diez por uno la muerte de un hijo suyo y asesino a todo el que encontró a su paso. Cuando ya comenzaba la desbandada JEP vistió de nuevo su uniforme y puso en práctica sus métodos de terror y muerte. Batista creyó que con Pedraza contendría a los revolucionarios en la tierra de Marta. Pero eso era imposible y JEP huyó también de Cuba salvándose, por ahora de la venganza popular.

Al igual que Tabernilla, Salas Cañizares procuró estrellas y mando a sus hermanos. Así José María Salas Cañizares llegó a teniente coronel del ejército. Pero él no necesitaba de la sombra protectora del hermano general. Tenía alma de asesino y en el régimen batistiano estos eran los que ascendían. Sus crímenes mayores los cometió en Santiago de Cuba donde se le nombró supervisor militar. Allí apaleó, golpeó, torturó, asesinó. Hasta las valerosas mujeres santiagueras fueron objeto de sus iras de militarote ensoberbecido. Su nombre y su triste fama apocaron los de Arsenio Ortiz. El nutrido martirologio santiaguero tiene en JMSC el verdugo mayor. Iguales crímenes cometió más tarde en territorio de Holguín. Se ganó, como un baldón de ignominia, el calificativo de “Massacre”. Pero en el fondo no era un león sino una hiena y, como tal, huyo cobardemente cuando sintió cerca a los jóvenes cachorros de la Sierra. Cuba entera abriga la esperanza de que “Massacre” algún día pagará sus culpas.

Juan Salas Cañizares, el tercero de la familia logró también cargos importantes en la policía batistiana. A la subida meteórica de su hermano, este lo nombró comandante y le puso al frente de la Radiomotorizada. Y ya se sabe todos los desmanes que cometieron en La Habana los hombres que tripulaban los llamados carros perseguidores. El *****jo era su método de hablar con la ciudadanía; tenían el vejamen como norma y la exacción en los establecimientos como medio complementario de vida. JSC era su jefe; él es responsable de esos desmanes y de los muchos que cometió personalmente. A la muerte de Rafael, el propio Batista tuvo que contener los ímpetus asesinos de Juan y José María que querían cobrar en sangre inocente la muerte del rector policiaco. No la cobraron en sangre pero sí en buenos billetes de banco pero pese a ser ya ricos, los dos siguieron cometiendo crímenes. Ahora JSC, prisionero en Matanzas, espera el momento de que se le cobren todos sus desmanes.

En el desfile de asesinos del régimen, la Marina de Guerra tiene su más alto representante en Julio Laurent, oficial del Servicio de Inteligencia Naval. Entre sus numerosas víctimas se encuentra el capitán Jorge Agostini al que puede agregarse una lista que llevaría páginas. Enviado a operaciones en tierras de Oriente, ultimó a prisioneros indefensos y sembró el terror y la muerte. Su centro de operaciones; lo tenía ultimamente en el Castillo de la Chorrera a donde llevaba a sus víctimas.

Leopoldo Pérez Coujil fue de los oficiales que se sumaron al movimiento marcista. En premio, sus barras de capitán se tornaron en estrellas de coronel. En premio también se dio a su esposa la alcaldía de Matanzas. De este mando se le traslado a Camagüey y de ahí paso al BRAC y luego al SIM. Se pensó en él para sustituir a Cowley en Holguín,, a la muerte de aquel y de nuevo fue a Camagüey, cuando trasladaron al coronel Dueñas Roberts por su ineptitud en detener el avance de las fuerzas invasoras. En todos esos puestos hizo méritos suficientes para seguir contando con la confianza de Batista que sabía que tenía en LPC uno de sus perros de presa.

Lutgardo Martín Pérez tiene físicamente el tipo de matón a sueldo, y lo es también de sentimientos. Comenzó su carrera al lado de otro criminal de guerra, de Rolando Masferrer. Así se ganó los ascensos, desde sargento que era hasta ostentar las estrellas de teniente coronel que, como las de Ventura chorreaban sangre de inocentes. Hombre vasto, sin preparación y sin cultura, no entendía más idioma que el de la fuerza. Y abusó de ella mientras la tuvo a su disposición. Ahora no puede esperar clemencia, ellos no la tuvieron con los inocentes; la justicia revolucionaria no puede tenerla con los malvados.

Manuel Ugalde Carrillo fue otro de los más destacados asesinos del régimen. Su paso por el penal de Isla de Pinos y por distintos mandos militares se distinguió por eso: porque sembró en ellos la muerte y las torturas como un refinado discípulo de Torquemada. Donde Batista quería aumentar el terror allí enviaba, como uno de sus pilares. A Ugalde Carrilo Y él hacía honor a la confianza en él depositada: cada vez sus manos se teñían más y más de sangre de hermanos. Y así siguió hasta la derrota final.




Orlando Piedra Negueruela fue jefe del Buró de Investigaciones. El edificio que fuera sede del Quinto Distrito Militar se había convertido en una verdadera fortaleza con alambradas electrificadas como en los campos nazis y, sobre todo, con unas mazmorras en las que los esbirros del régimen tenían sus salas de tortura. OPN no fue de los más sanguinarios, no puede comparársele, es cierto, a sus colegas Ventura y Carratalá pero no pude escapar a la vindicta pública ya que por lo menos presto su nombre y su autoridad a muchos hechos que menoscaban en cualquiera la condición de militar.

Pilar García: nombre de mujer y alma de asesino. Estaba retirado y volvió a las filas del ejército para deshonrar el uniforme. En Matanzas escribió páginas de terror e implantó lo que se llamó descocadamente: "método García” que era simple y llanamente el asesinato por la espalda. Colocado en la jefatura de la policía nacional aterrorizó a La Habana y en los días de la frustrada huelga general dictaba órdenes que chispaban a sus propios hombres. “No me consulten nada “M”, ‘M” y repetía sin cesar la inicial fatal que significaba que debían ultimar a los prisioneros hechos por los carros perseguidores. Pero el generalote, el matón de gorra galoneada huyó tras su amo, olvidado de sus jactancias y sus bravatas. Ya no era siquiera un asesino; no le quedaba más que el nombre: Pilar.



Rafael Salas Cañizares. Jefe de la Policia de Batista con espejuelos oscuros en la Universidad de la Habana el mismo dia de su muerte.



Batista en el entierro del Jefe de la Policia Rafael Salas Cañizares, muerto en un tiroteo con miembros del Directorio asilados en la Embajada de Haiti en Diciembre de 1956.

3 comments:

Alejandro said...

No entiendo como un blog tan extensivo y opinionado pueda existir en Cuba sin represalias? Cuba tiene uno de los mejores servicios de inteligencia en el mundo-y no saben quien tu eres? No les importa? Estoy en Houston, Texas donde soy Ingeniero Quimico Petrolero. Vine de Cuba en 1963 despues de haber nacido en La Vibora, Habana, Cuba el 18 de Octubre del 1950. Fui a Miami y estuve mucho tiempo en Tampa. Quisiera ver un acercamiento entre USA y Cuba. Mucho tiempo ya.Saludos-Alejandro Fdez Medina

Alejandro said...

No entiendo como puede funcionar este blog? Tienen restricciones del gobierno? Yo llegue a Miami en 1963 y desde el 1996 vivo en Houston. Soy Ingeniero Quimico Petrolero en Texas. Naci en La Vibora, Habana en el 1950. Quisiera ver un acercamiento entre USA y Cuba antes del 2015. Ya es muy vieja esta pelea!
Saludos,
Alex Fernandez

El Compañero said...

Estimado lector:

Gracias por leer mi blog.

Desde luego que el régimen de Castro gasta recursos ilimitados que le roba al pueblo cubano para invertirlo en vigilar, perseguir, difamar y reprimir a toda persona que lo denuncie y critique.

No obstante, a pesar de los pesares (para el régimen) la disidencia surgió en sus propias narices. No existe aparato de inteligencia, contrainteligencia o brutalidad en este universo que pueda contener las ansias de libertad de todo un pueblo el día que abrumadoramente decida salir a las calles y quitarse de encima la bota opresora de mas de medio siglo.

La oposición en pro de la libertad de Cuba existe a pesar de los pesares. Existe en las propias narices del régimen, surgió hace 2 décadas y desde entonces no solo ha ganado reconocimiento mundial sino que ha logrado el apoyo de cubano en toda la isla, desde el Cabo de San Antonio hasta la punta de Maisí.

Nuestro apóstol José Martí decía que un radical es aquel que va a la raíz del problema. Lo importante no es quien soy yo, ni como el opresor vigila o deja de vigilar. Lo importante son las ideas que expongo de critica y condena al régimen de Castro.

Saludos cordiales,

El Compañero.