Monday, October 15, 2012

MALALA: SER CULTOS PARA SER LIBRES



Un interesante articulo de Gina Montaner sobre Malala Yousafzi, una niña pakistaní de 14 años que fue baleada por los Talibanes por defender el derecho de las niñas y mujeres a estudiar. Miles de mujeers en todo Pakistan Pakistan rezan por la recuperación de Malala. Me uno a todos los démocratas el mundo en pedir al todo poderoso por la recuperación de Malala.

¿Mi opinión? 

Al seguir de cerca la noticia de Malala pienso en lo cuestionable de la teoría de la evolución de ciertos seres humanos (bestias con disfraz humano) que aún en pleno siglo XXI quieren retroceder el tiempo miles de años al pasado y volver nuevamente al oscurantismo de la edad medieval.

Los Talibanes ven a la mujer como una amenaza y a la mujer educada como una amenaza doble. Para estos salvajes, no hay arma más peligrosa que la presencia femenina, especialmente cuando porta un arma tan letal (para el oscurantismo) como un  ‘carnet de biblioteca’ 
GINA MONTANER: Malala sólo quiere aprender
 Gina Montaner
Resulta difícil ver las imágenes de Malala Yousufzai antes de que sufriera un atentado sin sentir una profunda emoción. Una inmensa tristeza. Malala es una niña paquistaní que el martes pasado recibió un impacto de bala en el cuello, y en estos momentos se recupera en un hospital de Rawalpindi de un ataque que pudiera dejarle secuelas de por vida.
Bien, uno se pregunta quién sería capaz de dispararle a una chiquilla de catorce años acompañada de sus compañeras de clase tras una jornada escolar. ¿Qué motivos pueden llevar a algunos a desear la muerte de una niña aplicada y llena de vida? Habría que preguntárselo directamente a las facciones de talibanes que desde 2007 han infundido el terror entre los habitantes del Valle de Swat, donde Malala vive con sus padres y hermanos, en su afán por imponer a sangre y fuego la ley islámica y preservar viejas tradiciones paternalistas que se hunden en una historia milenaria.
La mayor parte de las personas habría obedecido dócilmente frente a las amenazas de los extremistas, pero Malala ha crecido en un hogar donde su padre, un maestro de escuela, le ha dado prioridad a la educación de su bienamada hija. Desde pequeña la niña aprendió la importancia de salir adelante por medio del estudio y del esfuerzo intelectual. Cuando los talibanes irrumpieron en la hermosa localidad de Swat y cerraron escuelas por la fuerza, Malala se convirtió en una precoz activista a favor del derecho de las mujeres a la igualdad de oportunidades, que es lo que garantiza una vida digna y autónoma.
De la noche a la mañana la pequeña Malala Yousafzi, ágil en la dialéctica y con carisma entre sus amigas, llamó la atención de los medios extranjeros y acabó relatando bajo un seudónimo para la BBC Urdu un diario en el que contaba sus vicisitudes para ir a la escuela. Toda una odisea con el fin de evitar que los talibanes la detectaran cuando caminaba rumbo al aula con una mochila llena de libros. Adoradas lecturas que su padre le ha enseñado a amar, en medio de una feroz batalla en la que el mundo secular se derrumba bajo el dogmatismo.
Era cuestión de tiempo antes de que los talibanes castigaran a Malala y a los suyos por la osadía de defender el saber antes que permitir la mordaza de sus ideales. Y qué mejor y más frágil presa que una muchacha cuyas únicas armas son los libros. Por eso el pasado martes caía herida como una blanca paloma mientras sus atacantes huían cobardemente. La triste ironía es que a todo un ejército de hombres fuertes y armados lo que más le intimida es el poderío de una mujer con conciencia y dispuesta a dar su vida antes de que le arrebaten el horizonte que brinda el conocimiento.
Los enemigos de Malala, y de todas las chicas que como ella se arriesgan con tal de no renunciar a sus estudios, han asegurado que volverán a acosarla. Es preciso proteger a esta joven heroína de la ciega ira de quienes quieren negarle un derecho inalienable. Si Malala sucumbiera todos habríamos dado un paso atrás en el camino de la libertad. Lo digo por las mujeres y también por los hombres.
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