Entonces ahora nos desayunamos con eso de que Raulín "no es la Burocracia." Resulta que según el anciano militar la burocracia es casi como un ente aparte, una especie de segundo partido que ha gobernado Cuba por 52 años pero del que nadie reclama membresía. Burócratas, casi dicho como "mala palabra" son según Raúl Castro otros personajes malévolos y mal intencionados que habitan en Cuba y que operan según su “lógica” ilógica detrás de un cuarto oscuro.
La ineficiencia no se elimina por decreto, sino que requiere de un cambio estructural y absoluto del sistema mismo. Es como la ficción y el mito de quien piensa que es posible reparar un edificio con las cimientes podridas.
Resistencia a las reformas de Raúl Castro
El gobernante cubano Raúl Castro ha criticando duramente a los burócratas por bloquear algunas de sus ambiciosas reformas, una confesión que un disidente economista dijo que ilumina claramente las deficiencias de su campaña por el cambio.
El mayor obstáculo a sus reformas es “la barrera sicológica formada por la inercia, el inmovilismo, la simulación […] la indiferencia o insensibilidad” de la burocracia cubana, dijo Castro el lunes en un discurso ante el parlamento cubano.
“Advierto que toda resistencia burocrática […] será inútil”, declaró. “Seremos pacientes y a la vez perseverantes ante las resistencias al cambio, sean estás conscientes o inconscientes”.
Las reformas de Castro proponen un aumento en la empresa privada y las inversiones extranjeras, profundos recortes a los subsidios estatales, la cesantía de más de un millón de empleados públicos, menos controles del gobierno a las empresas privadas y la expansión de la venta legal de viviendas y vehículos.
Pero las palabras de Castro parecieron huecas al economista disidente Oscar Espinosa Chepe, quien alegó que éste no se ha ocupado seriamente de una burocracia que tradicionalmente deriva beneficios especiales de su habilidad de jugar con el sistema y la corrupción que prevalece en Cuba.
“El no quiere darse cuenta de que la burocracia tiene su propia mentalidad, basada en sus propios beneficios”, dijo Espinosa desde La Habana. “Y esos beneficios no se han destruido. Eso sigue intacto”.
Una prueba clave de la resistencia de la burocracia, señaló, fue un reciente informe oficial de que las granjas estatales no han reportado todas sus tierras sin cultivar, las cuales Castro quiere alquilar a campesinos particulares para aumentar la producción doméstica de alimentos y disminuir las costosas importaciones.
Otro informe oficial de julio, señaló que en Cuba, que por mucho tiempo ha sufrido de una terrible escasez de vivienda, los ministerios del gobierno, las empresas estatales y las organizaciones de masas poseen 16,000 habitaciones en “casas de visita” en todo el país reservadas para dirigentes de visita, según Espinosa.
La comparecencia de Castro el lunes ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, la cual se mantuvo cerrada al público y los medios de prensa extranjeros, estuvo marcada por algunos cambios en los procedimientos de costumbre.
Aunque muchos de sus discursos anteriores ante la Asamblea y el Partido Comunista han sido transmitidos en vivo — Castro generalmente lee un texto preparado con anterioridad —, un video de su discurso del lunes fue transmitido varias horas después.
La Asamblea de más de 600 miembros se reunió además por un solo día, aunque la mayoría de sus reuniones bianuales — en verano e invierno — duran de tres a cuatro días. No hubo una explicación inmediata por la brevedad de la reunión.
Durante su discurso, Castro anunció también que el gobierno tomaría varias medidas para ayudar a las nacientes microempresas, rebajando los precios de las materias primas y herramientas, y permitiendo a los negocios recibir crédito bancario y contratar hasta cinco empleados sin pagar impuestos adicionales.
El gobierno planea asimismo pagar de vuelta, para fines de año, todos los fondos extranjeros en cuentas bancarias cubanas que congeló desde el 2008 en medio de una crisis financiera. En un momento dado se estimó que los fondos congelados sumaban más de $600 millones.
Castro pidió además disculpa, algo inusual, y reconoció “excesos” cometidos por el gobierno contra las iglesias cubanas durante los primeros años de la revolución. La Habana expulsó a varios cientos de sacerdotes y monjas en la década de 1960, y el gobierno fue oficialmente ateo desde 1962 hasta 1991.
Mencionó el “doloroso” caso de una funcionaria no identificada del gobierno y miembro del Partido Comunista que le escribió para quejarse de que casi la habían despedido de su trabajo porque ella no había dicho a sus supervisores que iba a la iglesia los domingos.
“Limpiémonos la cabeza de tonterías de todo tipo, no olviden que ya concluyó la primera década del siglo XXI”, y agregó: “Sirvan estas palabras como un acto de reivindicación moral”.
“Hace muchos años que nuestra Revolución superó el escenario de confrontación con algunas de las instituciones religiosas”, declaró, “etapa en la que por ambas partes se cometieron excesos de mayor o menor envergadura”.
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