Friday, July 08, 2011

¿PENA AJENA? RESPUESTA A MIRIAM CELAYA

En articulo titulado 'Pena Ajena' publicado por Miriam Celaya en el blog 'Sin Evasión' el 24 de Junio del 2011 la bloguera cubana no solo entra en unA discrepancia con Reina Luisa Tamayo sobre el tema del embargo (cosa que hubiera sido de por si legitima pues es un tema donde hay posturas validas de uno y del otro lado del argumento) sino que va mas allá y cuestiona las motivaciones de la opositora cubana, madre del martir por la libertad Orlando Zapata.

A continuación cito el articulo en su totalidad y subrayo en negrillas las partes que critico y respondo sobre el mismo:

Pena Ajena

Junio 24, 2011 at 16:52 · Sin Evasión

El pasado 20 de junio recibí una noticia que me ha causado pena. Me refiero a eso que llamamos “pena ajena”, provocada por actos de otros y que, involuntariamente, mueven un poco a sentir cierta mezcla de compasión y vergüenza por sus protagonistas.

La información, llegada a mi móvil a través de un sms expone literalmente así: “Congresistas federales llevarán a Reina Luisa Tamayo ante Congreso USA para pedir recrudecimiento de medidas contra Cuba”; y la leí más de una vez, cuidadosamente, tratando de comprender qué relación podía establecerse entre una sencilla cubana de escasa instrucción y sin experiencia en los enrevesados avatares de la política, y un grupo de congresistas de Estados Unidos, bien entrenados en el arte de sacar lascas hasta de un ladrillo. Más aún, ¿en virtud de qué dudoso milagro Reina Luisa Tamayo se había convertido súbitamente en la representante de una solicitud que solo puede servir a los intereses de un grupo de la más arcaica y fracasada política y que, por demás, conduce a justificar y reforzar la posición beligerante del gobierno cubano? ¿Cómo se puede prestar esta cubana humildísima a demandar algo que –de sobra debería conocer– repercutirá precisamente contra sus más humildes compatriotas y, de paso, ofrece un servicio tan útil al gobierno de la Isla?

Entiendo, como madre, el luto que debe guardar esta señora después de la terrible muerte de su hijo Orlando Zapata Tamayo. Puedo imaginar y hasta comprender que sienta odio o rencor contra el régimen que con tanta impunidad dejó morir a su hijo sin ofrecerle asistencia médica hasta que ya su estado se tornó irreversible. Haciendo un poco de esfuerzo puedo hacer abstracción de que aceptara que este propio gobierno asumiera los gastos del proceso de emigración, incluidos los pasaportes y permisos de salida, de ella y de una docena de sus familiares, como si así compensara en alguna medida el crimen cometido; y también –por absurdo que nos parezca– habrá que reconocerle el derecho a trasladar las cenizas de Zapata Tamayo, un mártir de Cuba que nos pertenece a todos, a tierra extranjera en la que nunca estuvo y a la que jamás perteneció. A fin de cuentas, pienso, quizás ella decidió tener el consuelo de colocar frecuentemente algunas flores junto a los restos amados, y eso es, sin dudas, un derecho sagrado. No por gusto ella procuraba visitar cada domingo la tumba del hijo, enfrentando las turbas de repudiantes y también de uniformados, desafiando con valentía las golpizas, las detenciones, las amenazas y las injurias.

Por eso me sorprende que ahora, como si no hubiese habido suficiente sufrimiento, cuando ya ella misma está a salvo de la represión y no tendrá que padecer las consecuencias, Reina Luisa haya cedido a una manipulación tan burda, alineándose a la postura más radical y retrógrada, haciendo tan ejemplar servicio al régimen cubano. Ignoro si de alguna mágica manera ella se ha convertido en una figura política, si por motivos que desconozco ha creado algún compromiso con sectores radicales del exilio, si es una víctima de malos manejos o de su propia ingenuidad, o si –por el contrario– ha calculado los resultados y obtendrá algún beneficio particular. Admito que tales derechos –por retorcidos que me parezcan– también le asisten, siempre que no los ejerza en representación de un pueblo que no la ha elegido como su vocera. Y así como Reina Luisa tiene el derecho de decidir sus actos, deberá tener también la entereza de enfrentar los cuestionamientos de muchos que, como yo, antes fuimos solidarios con sus reclamos de justicia y hoy sentimos pena por ella.

RESPUESTA A MIRIAM CELAYA

Pienso que el escrito de Miriam Celaya fuera interesante si se limitara a discrepar en el terreno de las ideas y no a inventar motivaciones en las posturas de otros.

No me refiero a estar en contra o a favor del embargo de Estados Unidos , sino a cuestionar (basado en opiniones y en este caso detecto incluso prejuicios) la legitimidad de una postura, sea en una u otra dirección. ¿Por qué asume Miriam que Reina Luisa Tamayo esta siendo “manipulada”?

¿Por qué la Reina Luisa no va a tener una postura autónoma y legitima respecto al embargo, movida por sus propias ideas y no por “influencias” de nadie, mucho menos por ser “comprado”?

Pienso que sugerir que alguien hace algo por ser “manipulado” es en cierto aspecto (directo o indirecto) ratificar las mismas posturas patriarcales y discriminatorias del gobierno cubano hacia la oposición.

¿A nadie le suena conocido ese argumento que dice de que si alguien piensa de una forma es por ser “manipulado” “comprado” etc. y no por convicción e idea propia?

A mi si me suena conocido, me recuerda el “teque” (discurso oficial) de Granma y Mesa Redonda cuando se refiere a la oposición, a los blogueros, a artistas independientes y a todo cubano con una opinión diferente a la del estado.

Pienso que es legítimo estar en contra del embargo o a favor, pero no así cuestionar que otra persona piensa de una u otra forma al respecto por otra cosa que no sean sus propias convicciones sobre el tema.

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